Eva

‘Eva’ abre de forma fría un Sitges muy prometedor

EvaAyer comenzó la 44ª edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña, en Sitges, con la proyección de Eva, ópera prima de Kike Maíllo, un filme con una factura espectacular, pero que falla a la hora de conseguir el que parece su principal objetivo: emocionar.

Tomando de base la idea del clásico moderno de Spielberg, Inteligencia Artificial, Eva pretende diferenciarse de ella presentándonos un futuro en el que las nuevas tecnologías parecen más integradas en la vida diaria, de una forma más realista. La creación de vida artificial es el tema central de la película y, aunque no innove demasiado en su acercamiento, resulta correcto. El problema viene cuando ese tema se articula en torno a un triangulo amoroso que hace aguas por todos lados. La construcción de la tensión sexual entre Marta Etura y Daniel Brühl resulta insatisfactoria y no ayuda nada tampoco la fría aportación de un esporádico Alberto Ammán.

Porque precisamente de lo que peca Eva es de exceso de frialdad. Los eternamente nevados parajes suizos enmarcan una historia que comienza por el final, con una secuencia que promete un misterio que nunca llega. Y eso también puede que descoloque a los espectadores. El recurso del flashback es, en este caso, completamente innecesario. Uno de varios errores, al igual que el casting del terceto protagonista. En cambio, Lluis Homar en un papel secundario resulta un alivio cómico que se agradece. Y el verdadero descubrimiento es la niña, Claudia Vega, con más carisma que los tres adultos juntos.

Pero a pesar del poco valor del guión y de los errores de casting, Eva, desde el punto de vista formal, es una auténtica maravilla. La puesta en escena de Maíllo es elegante y prometedora y la banda sonora del francés Evgueni Galperine es maravillosa y merecería una nominación a los Goya, premio que, por otra parte, parece completamente de la película en el terreno de los efectos especiales, todo un avance en nuestra cinematografía. Eva podría haber sido una joyita de nuestro cine y se queda en una película simplemente correcta.

La que en cambio parece haber conquistado al público de Sitges es Attack the block, una gamberrada muy divertida de los productores de Zombies Party centrada en un grupo de delincuentes adolescentes londinenses (tipo Misfits) que tienen que enfrentarse a una invasión extraterrestre. Comienza como una película generacional de aventuras, con reminiscencias de Los Goonies, y termina derivando a un humor algo más facilón y gore, pero para el que el público del festival parecía totalmente entregado en su jornada inaugural.

En la sección Panorama la inauguración corría a cargo de Contagio, de Soderbergh, uno de entre los varios directores de renombre que podemos encontrar en la prometedora parrilla del festival de este año (junto a Coppola, Von Trier…). Contagio tiene muy buenas intenciones pero se encuentra con dos escollos bastante importantes y que no logra salvar: uno es la poca originalidad de la historia, que ya hemos visto en varias ocasiones y a la que Soderbergh no consigue imprimir aires nuevos. El otro es la sensación de que el magnífico y extenso reparto está bastante desaprovechado. Kate Winslet está inmensa (como siempre) y nos quedamos con ganas de verla durante más metraje. Marion Cotillard sale fugazmente. Y Jude Law intenta convencer con el personaje más antipático y con la trama menos creíble y termina siendo el punto más débil del área actoral.

Por último, pudimos ver en la sección Noves Visions la candidata a los Oscars por Bélgica: Bullhead. Se trata de un irregular drama policiaco, en el que precisamente lo que funciona es el drama del protagonista (un impresionante armario empotrado que responde al nombre de Matthias Schoenaerts, y que encima sabe actuar), un ganadero que sufre las consecuencias de una grave agresión cuando era niño. Pero la película se pierde en la trama policiaca sobre tráfico de hormonas, embarullada y carente de interés. Además, los toques de humor y la subtrama homosexual no hacen más que fomentar la sensación de confusión. Si la cinta se hubiese centrado únicamente en el protagonista, estaríamos hablando de una película notable, casi sobresaliente. Pero no es el caso.

En la sección Panorama la inauguración corría a cargo de Contagio de Soderbergh, uno de entre los varios directores de renombre que podemos encontrar en la prometedora parrilla del festival de este año (junto a Coppola, Von Trier…). Contagio tiene muy buenas intenciones pero se encuentra con dos escollos bastante importantes y que no logra salvar: uno es la poca originalidad de la historia, que ya hemos visto en varias ocasiones y Soderbergh no consigue imprimirle aires nuevos. El otro es la sensación de que el magnífico y extenso reparto está bastante desaprovechado. Kate Winslet está inmensa (como siempre) y nos quedamos con ganas de verla durante más metraje. Marion Cotillard sale fugazmente. Y Jude Law intenta convencer con el personaje más antipático y con la trama menos creíble y termina siendo el eslabón más débil en el area actoral.

Por último pudimos ver en la sección Noves Visions la candidata por Bérlgica este año a los Oscars: Bullhead. Se trata de un irregular drama policiaco, en el que precisamente lo que funciona es el drama del protagonista (un impresionante armario empotrado que responde al nombre de Matthias Schoenaerts, y que encima sabe actuar), un ganadero que sufre las consecuencias de una grave agresión cuando era niño. Pero la película se pierde en la trama policiaca sobre tráfico de hormonas, embarullada y carente de interés. Además los toques de humor y la subtrama homosexual no hacen más que fomentar la sensación de confusión. Si la cinta se hubiese centrado únicamente en el protagonista, estaríamos hablando de una película notable, casi sobresaliente. Pero no es el caso.