Venecia: Primeras impresiones de ‘Balada triste de Trompeta’

Hoy se presenta al público, pero tras su pase ante la prensa internacional podemos decir que Balada triste de trompeta, la nueva película de Álex de la Iglesia ha desconcertado a los que ya la han podido ver. La película es una arriesgada mezcla de géneros que ha dejado exhaustos y contrariados a muchos de los periodistas asistentes.

«Todavía tengo que pensar si me ha gustado o no», decía un periodista italiano. «Es muy divertida, pero demasiado barroca y grotesca. Está muy bien dirigida, pero a veces era demasiado reiterativa», decía otro colega de la misma nacionalidad.

Estos son los primeros comentarios que hemos podido recoger:

@dlerer (Diego Lerer, Clarín)
 «Balada triste, de Álex de la Iglesia: repulsiva, impresentable, jodida, fea, desagradable, ampulosa, falsa, insoportable. El anti-cine…», «A las distintas preguntas que mandan sobre Álex de la Iglesia: aclaro que su cine no me interesa hace tiempo y acá está desatadísimo».

Toni García, El País
Dos payasos, una trapecista y un circo de freaks que hubiera puesto a Tod Browning a bailar la polca. Se le dan unas vueltas, se agita y voilà. (…)  La maravillosa marcianada del autor de El día de la bestia o La comunidad toca aquí tantos palos y los hace sonar tan bien que cuesta seguirle el ritmo sin bizquear. Y es que Balada triste de trompeta lo es todo, probablemente la película más personal que ha dado el cine español en lustros, el filme más arrojado y suicida jamás firmado por Álex de la Iglesia (y por otros cientos de la piel de toro) y un precioso díptico sobre las dos Españas: la de payaso triste y de la payaso alegre.

Luis Martínez, El Mundo
De alguna forma, Balada… es una suerte de lexicon alexianum. Digamos que el espectador es invitado a un lugar conocido y perfectamente reconocible por al retina. Álex, por primera vez, convierte su nombre en adjetivo: todo resulta alexiano (…). La facilidad del director para traducir las claves internacionales del cine de género a un idioma comprensible en la iberia carpetovetónica vuelve a estar presente. La parte más blanda y kitsch de la cultura popular adquiere en sus manos la consistencia de la nostalgia. Pero siempre de forma crítica. Ni una concesión al adocenamiento o a la cursilería.