‘La hija’ sin noticias de sus padres

'La hija'
Previsible e insustancial
Manuel Martín Cuenca presenta un thriller sin alma sobre el deseo frustrado de tener hijos fuera de concurso en la Sección Oficial.
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Previsible

La nueva cinta de Manuel Martín Cuenca, La hija, se ha presentado en la Sección Oficial fuera de concurso, tras su paso este año por el Festival de Toronto. En ella, un matrimonio (interpretado por Javier Gutiérrez y Patricia López Arnaiz) que no consigue concebir un hijo acoge a una adolescente embarazada (Irene Virgüez) a la que ayudan a escapar de un Centro de menores. El objetivo es quedarse con el bebé del que la madre se quiere deshacer. Pronto comienzan a surgir los problemas, derivados del aumento de control sobre la adolescente, que ya no tiene tan claro querer deshacerse de su hija.

El primer problema de la película es también el más evidente, y es lo previsible que resulta. No hacemos referencia solo a que es obvio que un plan así tiene todos los elementos para fracasar, sino que muchas de las cosas que ocurren durante la película anticipan cómo va a ser el desenlace casi al detalle.

El siguiente problema, y no menos importante, es el tratamiento del tema que impulsa el thriller, el motor de la historia, esto es, el deseo frustrado de tener un hijo. El director no profundiza en absoluto en las motivaciones de los personajes para sumergirse en una deriva delictiva cegados por el deseo de ser padres, sobre todo en los relacionados con la del personaje de Adela (Patricia López Arnaiz). Más bien parece una excusa para introducir un tema “de moda” (la maternidad, la gestación subrogada…) por el que el director no se interesa demasiado y construir sobre él un thriller, como dijimos, previsible. Con este planteamiento, La hija no trasciende el artificio destinado a mantener un suspense relativo sobre una cuestión de la que Martín Cuenca no se ha preocupado en hacer partícipe al espectador.