'La maternal'

‘La maternal’: Pilar Palomero y el drama de la niñas embarazadas

'La maternal'
Sensible
Pilar Palomero avanza en su carrera con un poderoso retrato de adolescentes embarazadas
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No ha debido de ser poca la presión de Pilar Palomero al afrontar su segunda película después de que la primera, Las niñas, se convirtiera en la película de su año, certificada por los Goya. Aquella era sin duda una cinta de una cineasta prometedora que supo revivir en el cine sus recuerdos de preadolescencia en un colegio de monjas.

De esa sensibilidad surge ahora La maternal, una película mayor en ambiciones, en formas y en resultado, y son esas cualidades la que la han traído a competir por la Concha de Oro y hasta aspirar al palmarés.

Pilar Palomero se fija esta vez en una casa de acogida para niñas embarazadas y, después, recién paridas. Es un microcosmos espeluznante, y así lo hace saber la directora con un rabia muy bien reconducida a lo largo de algo más de horas de metraje.

Su protagonista, la igualmente niña Carla Quílez, tiene una fuerza y una naturalidad arrolladoras y, aunque como espectadores adultos a veces juzguemos sus decisiones, siempre se las arregla para recordarnos que la fuerza de la adolescencia también está ahí. Igual de sobresaliente, si no más, resulta su madre, Ángela Cervantes, que también fue niña embarazada y madre antes de tiempo, pero de la que adivinamos que nunca ha dejado de luchar por su pequeña.

Junto a ellas, un grupo de chicas en idéntica situación. Ellas, en cambio, son actrices naturales y, aunque lo que dicen es guion, se adivina permanentemente en sus ojos y sus voces las historias que encierran.

Pilar Palomero, eso sí, hace un regate para chocarse con el elefante en la habitación: el aborto. Apenas se menciona y hay quien apunta su formación religiosa para esta decisión. Sea como fuere, esa cuestión debería haber tenido más peso en la película, por más que este no sea el tema que la cinta quiere abordar.