Mucho hemos visto sobre enfermedades terminales en esta edición del Festival de Cine de San Sebastián. Mucho y muy bueno. Y aunque Bound in Heaven (Kun bang shang tian tang), la película con la que la guionista Xin Huo (que ya estuvo en 2005 en el festival con Sunflowers, de Yang Zhang) debuta como directora, no las tiene como tema principal, sí es una parte muy importante de ella, una exuberante producción china, adaptación de una novela de Li Xiuwen, con ecos de Wong Kar Wai que convence y arrebata.
Xia You es una joven ejecutiva de finanzas que sufre maltrato físico y psicológico continuado por parte de su pareja conoce accidentalmente a Xu Zitai, un joven que tiene un puesto callejero de noodles y revende entradas de conciertos, y que en principio es impermeable al amor. Entre ellos surge una pasión inmediata tan potente que ella lo deja todo para buscarle, y viven una relación intensa, como si cada día fuera el último porque en realidad puede serlo: él tiene un cáncer terminal.
Y Xin Huo lo sacrifica casi todo para retratar esa pasión. El desarrollo de personajes es sustituido por el desarrollo y la exposición de las emociones y la historia consiste en cuadros de esa relación a lo largo de los pocos años que transcurren antes de la muerte del joven Xu, una relación en la que el sexo casual e improvisado en un callejón tiene menos carga de violencia que el encuentro con los padres de él, y la historia tampoco está exenta de acción, muy bien rodada e integrada gracias a la colaboración de la directora en filmes de género como Kung Fu Sion. La energía que transmite su cámara, ayudada por el bellísimo y sugerente trabajo de fotografía de Piao Songri, y las imágenes que generan ambos tienen una capacidad de asombro tal, que la película discurre ligera y arrebata al espectador tanto como la pasión de sus protagonistas. Y aunque los ojos se van a la encantadora Ni Ni, la química que se genera entre los dos protagonistas es la culpable de que salga del cine con esa sensación de haber sido testigo de algo único.