La que se presentaba como una noche de gran batalla entre Juego de tronos y The People vs O. J. Simpson: American Crime Story al final no lo fue tanto porque en su fiesta se colaron los protagonistas de dos series extrañas (con todos los respetos y desde la admiración) que recibieron en la gala de los Emmy el justo reconocimiento a su trabajo. Tatiana Maslany (Orphan Black) y Rami Malek (Mr. Robot) se convirtieron en los grandes vencedores, junto a Juego de tronos, de una gala de los Emmy ágil presentada por un resolutivo Jimmy Kimmel que protagonizó, junto a Matt Damon, el gag de la noche.
Con mucha mención a Donald Trump y mucho presumir de esas diversidad de cuya falta se acusó a los Oscars en su pasada edición, la televisión vivió su personal y anual fiesta con un no parar de premios sin apenas interrupciones. El primero de la noche fue para Louie Anderson por la comedia Baskets. Él fue en encargado de abrir el conteo de premios, que fueron cayendo uno tras otro no sin sorpresas.
Julia Louis-Dreyfus se llevó el cuarto como mejor actriz de comedia. Otra vez por ser la presidenta de EEUU en Veep. Su discurso fue el más emotivo de la noche. Empezó pidiendo disculpas por la realidad política del país para acabar con un sentido recuerdo a su padre, fallecido el pasado viernes. No fue su único paso por el escenario. Volvimos a verla al final de la gala al ser Veep elegida como la mejor comedia. Si el de Julia Louis- Dreyfus fue el más emotivo, el de Jeffrey Tambor fue el más reivindicativo. El actor, premiado por su papel en Transparent, pidió a la industria que den más oportunidades a los actores transgénero. “Sería feliz si fuese el último hombre en interpretar un papel transgénero en la televisión”, dijo.
Lo cierto es que fue una noche de sorpresas. La danesa Susanne Bier se llevó el Emmy a mejor dirección de miniserie o telefilme por El infiltrado. El premio de Anderson como actor cómico de reparto tampoco se lo esperaba nadie como tampoco el de Ben Mendelsohn por Bloodline en drama. Y qué decir del otorgado al especial navideño de Sherlock como mejor telefilme. Pero las grandes sorpresas se las reservaron para el final de la noche y para las categorías de mejor actor y actriz de drama.
Ni Rami Malek (Mr. Robot) se lo creía cuando subió a recoger una estatuilla que dedicó a todos los Elliot del mundo, porque nadie querría quedar con ellos. “Por favor, decidme que también lo veis”, decía emocionado en el escenario. Tampoco se lo esperaba Tatiana Maslany, la protagonista de Orphan Black, que subió con el móvil en la mano y sin discurso preparado.
En la batalla particular entre Juego de tronos y The People vs O. J. Simpson: American Crime, podría decirse que ganó la primera, aunque con menos estatuillas. No consiguió nada en las categorías interpretativas, pero se llevó a casa el de mejor serie drama por segundo año consecutivo (esta vez se lo merecía de verdad) y vio como el capítulo La batalla de los bastardos era premiado en guión y dirección. Por su parte, la serie de FX conquistó cuatro anoche. Courtney B. Vance, Sarah Paulson y Sterling K. Brown ganaron en actor y actriz de serie limitada o telefilme y secundaria, respectivamente. También recibió premio el guión del capítulo Marcia, Marcia, Marcia.
¿Y Fargo? Nadie se acordó de ella.
Los momentos más divertidos
Hubo unos cuantos. Como cuando los chicos de Stranger Things aparecieron en el patio de butacas caracterizados como sus personajes en la serie y repartieron emparedados de mantequilla de cacahuete que había hecho la ficticia madre del presentador. O cuando Matt Damon apareció en el escenario no para consolar, sino para bombardear a pullas al presentador después de que su programa no ganase. Sin duda, ver a Damon lanzando dardos verbales al tiempo que se comía una manzana como si nada fue lo más divertido de la noche. De lo mejor.
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