Kathryn Bigelow le ha ganado la última batalla a su ex marido: su En tierra hostil ha ganado seis Oscar: película, director, guión original, montaje, mezcla de sonido y montaje de sonido. En cambio, Avatar, se ha tenido que conformar con tres estatuillas: fotografía, dirección artística y efectos visuales. Los premios de interpretación no han deparado ninguna sorpresa: Sandra Bullock, Jeff Bridges, Mo’Nique y Christoph Waltz. Up ha logrado dos galardones: mejor película animada y partitura. El cine español no ha tenido suerte: no ha habido premio ni para Penélope Cruz ni para el corto La dama y la muerte, aunque sí para El secreto de sus ojos.
Desde muy pronto se ha intuido que ésta iba a ser la noche de En tierra hostil, desde que el premio al mejor guión original caía del lado de la cinta de Bigelow. Poco después los Oscar en las dos categorías de sonido refrendaban la sensación: Avatar veía como sus técnicos se quedan quietecitos en sus butacas, mientras los de su adversaria blandían sus estatuillas. La cinta de Cameron ya sólo pudo imponerse en la muy abierta competición a la mejor fotografía y dar cierta sopresa con la dirección artística, además de confirmarse en efectos visuales.
Los premios, pues, han sido muy previsibles. Penélope Cruz entregó a Christoph Waltz el de actor de reparto por Malditos bastardos. Ya no debe saber cuántos ha ganado este año. Robin Williams confirmó que la actriz secundaria del año es Mo’Nique (Precious), dejando a Penélpe sin su segundo Oscar. Al final de la gala, Kate Winslet hizo subir al escenario a Jeff Bridges (Corazón rebelde) porque su quinta nominación se convertía en su primer Oscar. Y Sean Penn fue el encargado de proclamar a Sandra Bullock (The Blind Side), la estrella femenina más rentable de Hollywood, mejor actriz de 2009.
Lo único que se ha salido del guión han sido los premios de guión: el ya mencionado original que se le ha escapado a Malditos bastardos; y el de adaptado, que ha ido a Precious y no a Up in the Air. Por tanto, el filme de Jason Reitman se ha ido de vacío. Tampoco ha habido estatuillas para La cinta blanca, que no sólo ha perdido fotografía sino también película extranjera, que se lo ha llevado El screto de sus ojos, la cinta del argentino Juan Jose Campanella.
La ceremonia de este año ha sido bastante más pesada que la anterior. Recuperando muchas de las fórmulas tradicionales y manteniendo unas pocas de las propuestas por el equipo anterior, la gala se ha hecho pesada y poco sorprendente. Incluso, en algunos momentos, ha resultado desconcertante, como en el largo homenaje a John Hughes o el saludo al cine de terror.
Los anfitriones, Steve Martin y Alec Baldwin, han resultado flojitos. Su primera intervención ha estado repleta de chistes facilones y no siempre graciosos. El resto de sus apariciones, perfectamente olvidables salvo el vídeo paródico de Paranormal Activity. Una pena porque la emisión empezó con buen pie: un estupendo número musical interpretado por Neil Patrick Harris y varias decenas de bailarines a lo Busby Berkeley.