La alfombra roja de los premios mayores del cine español causa gran expectación pero suele ser fuente de decepción. Siempre se echa en falta riesgo, sentido del drama y del espectáculo, y lo que hay a espuertas es sobriedad y actrices (sobre todo ellas) que se sienten y van disfrazadas, que se nota que no van cómodas. Y eso, o te lo tomas con sentido del humor como Emma Thompson o queda fatal allá por donde salgas.
En líneas generales, mucho blanco y mucho rojo, algo de amarillo, naranja, y sobre todo poco estampado. Entre los hombres gana lo clásico.