La pasada semana la Academia de Cine de Hollywood reunió a cerca de 300 de sus miembros en la segunda convocatoria plenaria de la historia de la institución. Y allí, según publica Deadline, se hablaron de muchos temas de actualidad como la controversia de los Oscar so black -que se da por superada-, la amplia incorporación de nuevos miembros para rejuvenecer a los votantes de los Oscar o las malas artes en las campañas de promoción de las productoras -“demasiadas cenas con langosta”, se llegó a decir-.
Pero sobre todo se habló de Netflix. Al menos como paradigma del cambio de modelo en la distribución cinematográfica. La plataforma de visionado on line ahora también productora, distribuidora de contenido y, en cierto modo, exhibidora está llevando a que algunos planteen la necesidad de reformular qué es hoy en día una película, según recoge Deadline.
Para que una película pueda competir en los Oscar la Academia exige que se exhiba en un cine del condado Los Ángeles durante al menos siete días consecutivos. Netflix y empresas similares contratan salas y pases para cumplir con esa exigencia, lo que en el argot de la industria española se denomina estreno técnico. Pero algunas voces de dentro de la institución plantean la posibilidad de que se rechacen estas sesiones y, con ello, se descalifiquen las producciones de Netflix.
A la Academia, o al menos a una parte de ella, le aterra que un año pueda haber una película que gane el Oscar y el Emmy. Ambos premios para una misma producción. “Se abarataría el Oscar”, dicen.
Netflix este año competirá por los Oscar, de momento, con First they Killed My Father, dirigida por Angelina Jolie, que además ha sido presentada a mejor película extranjera por Camboya; Nosotros en la noche, el reencuentro de Jane Fonda y Robert Redford; Mudbound, de Dee Rees, la sensación del pasado Sundance; y Okja, de Bong Joon-ho, que compitió con gran estruendo en Cannes.