‘El hombre de acero’ reinventa y dignifica el mito de Superman

Muchas esperanzas había puestas en la visión que Zack Snyder –con la inestimable colaboración de Christopher Nolan– ha llevado a cabo de un Superman caído en desgracia tras el atropello cometido por Bryan Singer hace ya siete años. En Estados Unidos los espectadores han respondido en masa a la llegada a los cines de El Hombre de Acero y la crítica se ha puesto de su lado. Ahora le toca el turno a España. El resultado, visto en pase de prensa, es una reinvención del mito de Superman que dignifica (y mucho) al personaje creado hace 75 años por Jerry Siegel y Joe Shuster.

Snyder es todo un especialista en adaptar cómics a la gran pantalla con aciertos (algo irregulares eso sí) como 300 y Watchmen. Pero también es responsable de Sucker Punch. Así que podía pasar cualquier cosa. En El Hombre de Acero se nota su mano y también la de Nolan, el hombre de oro de Warner para relanzar héroes del cómic venidos a menos. La versión de Snyder y Nolan reinventa el mito. No les ha temblado el pulso ni a ellos ni al guionista, David S. Goyer, a la hora de cambiar la imagen atrasada y algo tontorrona de la que siempre hizo gala el primer superhéroe de la Historia.

Adiós a los calzoncillos superpuestos, al caracolillo en la frente, a los colores chillones del traje y… ¿a las gafas como complemento perfecto para ocultar su identidad? El Hombre de Acero no solo supone un lavado de imagen para Kal-El (Henry Cavill), también le han dado más profundidad a un personaje que en los cómics resultaba a ratos simplón y plano. Más enjundia, pero sin pasarse. Ha de seguir siendo Superman, ese alienígena enviado a la Tierra para salvar su vida, la de su especie y proteger a la Humanidad.

La visión de Snyder presenta a un joven de 33 años, un extraño entre los humanos, con habilidades fuera de lo común y cuya misión es sacrificarse para salvar a la Humanidad. Las referencias son obvias, ¿no?

El Hombre de Acero, de Zack Snyder (Foto: © 2013 WARNER BROS. ENTERTAINMENT INC. AND LEGENDARY PICTURES FUNDING, LLC)

La película, de casi dos horas y media de duración, se divide en dos partes. La primera, de hora y media, es el prólogo, la presentación del personaje, su mitología, sus miedos, sus dudas, su educación con los Kent (Kevin Costner y Diane Lane), el miedo a sí mismo… Clark Kent/Kal-El no deja de ser un joven en busca de su lugar en el mundo, que lucha por saber quién es y se encuentra dividido entre mostrarse orgulloso de su naturaleza o seguir escondiéndose por temor al rechazo.

Superada la parte existencialista, llega la hora de la acción, del cara a cara de Superman con los villanos. No está Lex Luthor (aunque hay un guiño de cara a incluirlo en próximas entregas). Para empezar esta nueva saga de Superman el malo es otro alienígena, Zod (Michael Shannon), el general de Krypton que encabezó un golpe de estado, mató a Jor-El (Russell Crowe) y ha llegado a la Tierra con sus secuaces para acabar con la raza humana. A Kal-El se le presenta una difícil tarea, salvar a los suyos. Pero, ¿quiénes son los suyos? ¿Kryptonianos o terrícolas? La respuesta es sabida, pero merece la pena dejarse llevar por una hora de acción, peleas y destrucción.

Quizá no piensen igual los puristas del cómic. El Hombre de Acero no solo ha cambiado la imagen y la profundidad de Superman, también ha metido mano a otros personajes. Lo de menos puede ser que Perry White (Laurence Fishburne) sea de color o que Jimmy Olsen sea una chica. Lo más importante y de agradecer es el cambio ejecutado sobre Lois Lane (Amy Adams), quien se aleja de esa imagen de reportera metomentodo y cargante que era incapaz de reconocer al superhéroe en su compañero de periódico por culpa de unas simples gafas. En El Hombre de Acero solventan eso de la manera más sencilla. Ella descubre su identidad casi al comienzo de su relación y se convierte en una de sus mejores aliadas a la hora de ocultar su alter ego terrícola.