El ejercicio de «corta y pega» que parecen las nominaciones a los Goya de este año se pone también en práctica en la categoría de mejor fotografía. Si bien dos de los nombres que forman parte del cuarteto de nominados a la mejor fotografía están allí por derecho propio (Kiko de la Rica y Eduard Grau), cualquiera de los otros dos (Rodrigo Prieto y Antonio Riestra), podrían haber sido sustituidos perfectamente por Álex Catalán (También la lluvia), nominado el año pasado al Goya por After, o incluso por Julián Elizalde (Héroes).
Kiko de la Rica por Balada triste de trompeta |
El director de fotografía de otras dos películas de Álex de la Iglesia, La comunidad (2000) y Los crímenes de Oxford (2008), el bilbaíno Kiko de la Rica (nominado dos veces a los Goya en dos años consecutivos por la primera y por Lucía y el sexo), vuelve a reforzar con una potentísima armadura estética (muy coherente con la dirección artística) la arriesgada obra que es Balada triste de trompeta. El circo, asociado tópicamente con los colores restallantes y el oropel más barato, se convierte en un universo que, cuando no es más patéticamente feo y cutre de lo que es en general, resulta grotesco, tétrico y tenebroso, con unos payasos (aparte de otros personajes) que hacia la segunda mitad de la película parecen salidos directamente de un cuadro de Gutiérrez Solana, del que De la Rica toma prestada la paleta de colores en marrones y las luces, incluso la textura de sus óleos y las pinceladas gruesas. En mi opinión es el candidato que debería irse a casa con la estatuilla en esta ocasión. |
Rodrigo Prieto por Biutiful |
Alejandro González Iñárritu, fiel a sus colaboradores, ha vuelto a contar con su director de fotografía habitual, el mexicano Rodrigo Prieto, para apoyar la historia sórdida y poco esperanzada de un hombre en plena caída libre. Y quizá este hecho es el que refrende la idea de que lo que nos ofrece el director mexicano es más de lo mismo. No pongo en duda la calidad del trabajo de Prieto, pero sustitúyanme la cara de Bardem por la de cualquiera de los protagonistas de películas anteriores y entenderán lo que digo: una iluminación y unos planos que buscan esa sordidez y ese feísmo, y que no ofrecen nada que no se haya hecho antes, no sólo en las películas de Iñárritu, sino en las de muchos otros directores antes que él. Lo que para algunos esto sería síntoma de coherencia en una obra, para mí lo es de acomodación y de rutina: le ha dado resultado en otras ocasiones y pretende que en esta suceda lo mismo. |
Eduard Grau por Buried (Enterrado) |
Este joven director de fotografía barcelonés empieza a perfilarse como uno de los grandes valores de la cinematografía española. Después de colaborar hace un año con Tom Ford en Un hombre soltero, una película de cuidadísima y hermosísima estética, vuelve a ofrecernos con la fotografía de Buried un trabajo arriesgado desde el momento en que decidió aceptarlo. Supongo que el desafío que supone rodar a un hombre metido en un ataúd jugando con las dimensiones del ataúd (aunque a veces haya alguna trampa) y con la luz proporcionada por los limitados dispositivos que ese hombre posee (el móvil, el mechero y la lámpara de emergencia, y la combinación entre ellos) es muy atractivo para un director de fotografía, aunque aceptarlo pueda parecer suicida. Sin ir más lejos, John Alcott asumió el reto de filmar con luz natural la obra maestra que es Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975). Pero sin ese riesgo y si no lo hubiera superado con éxito, Buried probablemente no sería la película que es, y por eso Grau, de llevarse el Goya, lo hará con todas las de la ley. |
Antonio Riestra por Pa negre |
Una de las características de las películas de Agustí Villaronga es su cuidada estética, que siempre adquiere unos tonos azulados que transportan directamente al territorio de la ensoñación y de la irrealidad. En este caso, Riestra (en su segundo largometraje como director de fotografía después de la checa Normal, aunque colaboró con Julie Taymor en Frida en la segunda unidad), opta por una fotografía naturalista que se apoya sobre todo en los contraluces y que ofrece el lado más tenebroso de la naturaleza, tanto la de los bosques como la humana. El resultado es indudable y cualitativamente hermoso, todo lo hermoso que puede ser un cuento de terror, pero desde el punto de vista estético me recuerda en exceso a otras películas recientes situadas en la misma época y en el mismo contexto. Aun así, probablemente se lleve el premio a casa. |
Ganará: Antonio Riestra, Pa negre
Debería ganar: Kiko de la Rica, Balada triste de trompeta
Debería ganar: Kiko de la Rica, Balada triste de trompeta
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