De la misma forma que este año el cine español está plagado de grandes películas, todas con las mismas posibilidades de llevarse el Goya, en la candidatura de fotografía no hay tanta competencia. El magnífico trabajo de Alex Catalán en La isla mínima no tiene rival. Sin embargo, nunca se sabe, una de las mejores cualidades de Autómata es su fotografía, digna deudora de la que Jordan Cronenweth ideó para Blade Runner.
Gonzalo F. Berridi y Juan Molina por Ocho apellidos vascos
La película más taquillera de la historia de España lo es por varias razones, y una de ellas es la de la fotografía. De la misma forma que la dirección de Emilio Martinez Lázaro es bastante convencional, la fotografía de Gonzalo F. Berridi (Los amantes del círculo polar) y Juan Molina (El otro lado de la cama) dan un brillo especial a esta comedia costumbrista. Aportan glamour y atmósfera a un filme que solo con su guión y sus interpretaciones no hubiera llegado tan lejos. El trabajo de Molina y Berridi se puede contemplar, sobre todo, en la diferencia de luz que hay entre Andalucía y País Vaco. Cuando el protagonista está en Andalucía es una película, cuando está en el País Vasco es otra película. Por otro lado el filme contiene algunas escenas que dando al pause podrían funcionar como maravillosas postales, una de ellas es la de Clara Lago andando hacia la cama con los fuegos artificiales a través de la ventana o corriendo a través del pueblo con el vestido de novia. Un pueblo pequeño del norte al que los dos directores de fotografía le han sabido sacar el máximo partido.
Alejandro Martínez por Autómata
Autómata es una película demasiado imperfecta pero suficientemente interesante como para tenerla en cuenta en algunos aspectos. Por ejemplo, su interesante argumento, la fotografía de Alejandro Martínez, (que ya trabajó con Gabe Ibáñez en Hierro) y representar el último documento cinematográfico en el que Antonio Banderas y Melanie Griffith siguen juntos. El trabajo de Martínez es excelente. La película (y su fotografía) está formada por dos partes diferenciadas, la primera de ellas transcurre en una ciudad de un futuro distópico donde la lluvia mata, donde hay demasiada basura y donde el color azul melancolía predomina. El trabajo del director de fotografía se asemeja considerablemente al que se hizo en la obra maestra de Ridley Scott, Blade Runner. En la segunda parte el escenario es el desierto, minutos donde cada fotograma quema más que el anterior. Martínez transmite con talento todas las sensaciones que Ibáñez había plasmado en su guión.
Carles Gusi por El Niño
Daniel Monzón ha dirigido una de las mejores películas españolas sobre el narcotráfico pero su mérito es también el de Carles Gusi. El director de fotografía consigue remarcar y diferenciar cada historia y su contexto: la de los jóvenes El Niño y El Compi -genial esa secuencia en la plantación de marihuana- y la de los agentes de la Policía antidroga capitaneados por un Luis Tosar con insomnio. Pero sin lugar a dudas el gran mérito de Gusi es la iluminación de las escenas de acción, sobre todo esa persecución nocturna en la que el helicóptero conducido por Tosar acecha a la lancha de Jesús Castro. Los rostros iluminados por la luz del helicóptero mientras el agua salpica son fruto de mucha planificación y trabajo. Sin duda Gusi, que también fue el director de fotografía de Celda 211, sería un digno ganador del Goya sino fuera porque Álex Catalán tiene todas las papeletas.
Álex Catalán por La isla mínima
Sin duda, este es el mejor trabajo de fotografía del año. El intachable guion, los planos cenitales de Alberto Rodríguez y la interpretación sublime de Javier Gutiérrez no lucirían en absoluto si no es por la magnífica fotografía de Alex Catalán. La atmósfera asfixiante que envuelve no solo los exteriores e interiores que aparecen en el filme, sino a todos y cada uno de los personajes que deambulan por las marismas del Guadalquivir es fruto del estupendo trabajo de Catalán. Igual que ocurre con True Detective, toda la suciedad envuelve a unos personajes complejos y oscuros que no son malos ni buenos. La fotografía también enmarca el panorama político y social de una época difícil, con una transición recién estrenada, liberal para algunos e incómoda y hostil para otros. Catalán se merece el Goya que ya le han negado dos veces, el primero por After y el segundo por Grupo 7.
Ganará: Álex Catalán por La isla mínima
Debería ganar: Álex Catalán por La isla mínima
Molaría que ganase: Álex Catalán por La isla mínima