Teniendo en cuenta que tres de los cinco nominados han ganado el Oscar de la categoría en los últimos cuatro años, a los que además se une una de las diseñadoras de vestuario más importantes de la historia del cine, ésta es una de las más interesantes de esta edición de los Oscar. La Academia suele apostar por la fantasía o por las películas de época en este apartado, y este año tenemos una buena dosis de las dos cosas.
Coleen Atwood por Into the woods
En su 11ª nominación (que se ha materializado en estatuilla en tres ocasiones, por Chicago, Memorias de una geisha y Alicia en el País de las Maravillas), Atwood compite por una nueva colaboración suya con Rob Marshall, en esta ocasión la adaptación del musical de Stephen Sondheim Into the woods. La referencia a los cuentos de hadas clásicos de Disney resuena en todos los diseños, pero, cómo no, con un imaginativo giro a lo gótico. Destaca el detalle de todo sellos, toda una declaración de amor a los materiales y a los bordados, y entre todos los personajes, los de la Bruja (Meryl Streep), a la que quería dar aspecto de árbol viejo, con apliques de tela emulando una corteza, y los de las hermanastras de Cenicienta (interpretadas por Tammy Blanchard y Lucy Punch), dos nuevas ricas con un toque Hollywood Boulevard caricaturesco muy gracioso. No es la favorita de la categoría, pero podría llevarse la estatuilla como premio de consolación.
Mark Bridges por Puro vicio
El ganador del Oscar al mejor diseño de vestuario por The Artist en 2011 vuelve a estar nominado por la última película de Paul Thomas Anderson, tras 20 años y siete películas en estrecha colaboración. En este caso, la arriesgada tarea de adaptar por primera vez una novela de Thomas Pynchon se trocó en reto divertido para Bridges, que se remitió a películas de la época y sobre el mundo de Hollywood como Un bebé para mi esposa, El fabuloso mundo de Alex y el documental Mondo Hollywood para encontrar ese aspecto deseado y redondearlo con detalles como el largo de las faldas, la forma de los pantalones, el look de los surferos o los trajes de baño, detalles que completó con la ayuda de libros y fotos. Llama la atención el soberbio trabajo con los colores y las combinaciones entre ellos, colores vivos en sus tonos más apagados, un detalle que apela al ambiente emocional de la cinta y su aire de burla. Es una lástima que este año compita contra dos incuestionables como son Milena Canonero y Coleen Atwood, porque su trabajo es merecedor sin duda de salir vencedor la noche del 22.
Milena Canonero por El gran hotel Budapest
La italiana Milena Canonero lleva desde 1971, con La naranja mecánica, dando lo mejor de sí y de su sabiduría en cuanto a diseño de vestuario a directores con ideas estéticas fuertes y muy originales. Tras ocho nominaciones al Oscar y tres estatuillas (por Barry Lyndon, Carros de fuego y María Antonieta) vuelve a estarlo por la que quizá sea la película más espectacular y personal del año desde el punto de vista estético, que es la de Wes Anderson, un director con el que ya ha colaborado en tres ocasiones. En el caso de El gran hotel Budapest, una película ambientada en el periodo de entreguerras, Canonero se sumergió en el mundo de Anderson, y aunque respetó el estilo y la confección de esa época, quiso aportar una paleta de colores y un conjunto de detalles que se apartasen de la corrección histórica y que más bien fuesen una amalgama de referencias coetáneas de diferentes procedencias. Para uno de los personajes más llamativos de la película que es Madame D (Tilda Swinton), Canonero se fijó en el arte suntuoso de Gustav Klimt y sus retratos de la sociedad vienesa de principios de siglo XX; por el contrario, la pastelera Agatha tenía que conservar un estilo simple coherente con la ingenuidad del personajes. Todos sus diseños constituyen una magistral e imaginativa aportación a la obra de Anderson y a la historia del diseño de vestuario en general, y por tanto merece sin duda llevarse este año el premio por cuarta vez en su carrera.
Jacqueline Durran por Mr. Turner
Colaboradora habitual de Mike Leigh, Durran recurrió a su experiencia en las películas de época del también inglés Joe Wright (en Orgullo y prejuicio, Expiación y Anna Karenina, por la que recibió el Oscar en 2012) para diseñar el vestuario de Mr Turner, pero que al contrario que con Wright, mucho más esteticista, Leigh le pidió que la ropa pareciese usada, incluso vieja, un poco contra de los gustos de la Academia, que siempre parece apreciar más el lujo en el vestuario de las películas de época. El trabajo de la diseñadora inglesa es exquisito sin resultar para nada acartonado, una cualidad favorecida sin duda por el peculiar método de trabajo de Leigh en todas sus películas, sean de época o no: primero trabaja en los personajes con los actores, y luego son éstos los que hablan con el equipo de diseño para construir el vestuario, sin guión previo ni indicaciones por el estilo. Así, son los actores los que comunican sus ideas sobre el personaje (si le gustaba la ropa holgada, sus colores favoritos, etc.), ya que son ellos los que van a vestirse con esos diseños (apoyados por la documentación histórica) y sentirse en el papel o no. El resultado es muy naturalista, coherente con la visión pictórica de Turner y su adelantado impresionismo y, sobre todo, ayudan a esa impresión de viveza, naturalidad y verosimilitud que es una de las grandes bazas del cine de Leigh.
Anna B. Sheppard y Jane Clive por Maléfica
La polaca Anna B. Sheppard es la única del quinteto que no ha recibido un Oscar previamente, aunque sí es su tercera nominación tras La lista de Schindler en 1993 y El pianista en 2002, y su compañera, Jane Clive, la única que se estrena como nominada. El tándem de diseñadoras sólo tuvo nueve semanas para prepararlo todo (el anterior diseñador puso pies en polvorosa con el trabajo sin hacer) pero contó con la inestimable ayuda de tres diseñadores (John Goodwin, Justin Smith y el barcelonés Manuel Barragán, conocido por haber elaborado los corsés metálicos de Lady Gaga) para confeccionar el elaborado estilismo de la protagonista, Maléfica, inspirado en la película de animación La bella durmiente (1959), de la misma Disney, aun dejando volar la imaginación y prodigándose en detalles que son verdaderas filigranas con esta hada convertida en ángel vengador. Siendo Maléfica uno de los villanos más memorables del cine infantil, el reto era crear un traje para una persona de carne y hueso y que conservase la misma magia y poder del personaje de Disney, y que a la vez permitiese a Angelina Jolie moverse y expresar con su cuerpo. En contraste con Maléfica, Aurora es luz y belleza, muy similar a la Ofelia de John Everett Millais; la alegría de las hadas buenas se refleja en sus vestimentas, y Diaval es un rockero. La riqueza del resto de trabajo de vestuario puede admirarse en conjunto, por ejemplo, en la escena del bautizo de Aurora, en la que se reúne toda la corte del Rey Stefan.
Ganará: El gran hotel Budapest
Debería ganar: El gran hotel Budapest
Molaría que ganara: Puro vicio