La categoría a mejor montaje de este año recibe cinco nominados de diferente índole, desde el desenfreno visual de la película de Aronofsky, hasta los clasicismo efectivos de las películas de O. Russell y Hoopes, pasando por dos de las contemporaneidad más obvias de este año, el nuevo Boyle y, sobretodo, el nuevo Fincher. Sorprende que otra gran contendiente a esta categoría, la arriesgada Origen, se haya quedado fuera del quinteto.
Andrew Weisblum por Cisne negro |
La nueva película de Darren Aronofsky explora la psique de una bailarina encargada de representar el papel principal de El lago de los cisnes, toda la dualidad que representan los cisnes blanco y negro, está reflejada, además de en la historia y en la interpretación, en un montaje claramente diferenciado en ritmos, tempos y planos que hacen avanzar la historia creando sensaciones en el espectador que le acercan al sentimiento del personaje principal, sin duda un trabajo complejo y bien estructurado, a la par que efectivo. |
Pamela Martin por The Fighter |
La mezcla de formatos, de historias y de puntos de vista, es el punto fuerte del montaje de The Fighter, la historia del boxeador Micky Ward, que a duras penas intenta sustentar a su desajustada familia. Las diferentes partes de la película, que presentan la historia desde los puntos de vista, tanto técnicos, como interpretativos, dotan a este película de una veracidad contrastada entre ficcionalidad interpretativa de los actores y la realidad pretendida de los formatos de imagen y género audiovisual. Por esta proliferación de diferentes formas de narrar la historia, y la perfecta combinación de las mismas, The Fighter presenta un montaje vivo y complejo, sin duda una de las grandes contendientes. |
Tariq Anwar por El discurso del rey |
La clásica propuesta de El discurso del rey se continúa también en un sobrio montaje para esta historia de superación personal a la antigua usanza sobre la monarquía inglesa de principios de siglo. La arriesgada y contemporánea dirección de Hooper no supone impedimento alguno para que la historia siga mostrándose al espectador como una clásica historia de planteamiento, nudo y desenlace con gran clímax final y la superación del esfuerzo, un trabajo clásico, poco original, ya visto, pero que también necesita de un montador experto para que todas las piezas encajen y den como resultado una película excelente en todos sus aspectos. |
Jon Harris por 127 horas |
Danny Boyle acostumbra a dotar de un rápido montaje a sus cintas, lo que las aligera de ritmo y acelera la acción. Por norma general, estas decisiones artísticas suelen estar fundamentadas en la dirección, realización o algún otro aspecto de la película, pero en esta 127 horas, parece que ya no son tan importantes las causas, y lo interesante es experimentar, crear sensaciones antes que dejar fluir la lógica. El tono espídico que Boyle ha querido dar a la historia de Ralston juega por momento tanto a la contra como en favor de la cinta. Sin duda, quizá estamos ante la candidata más confusa de esta categoría, aunque justamente incluida. |
Angus Wall y Kirk Baxter La red social |
David Fincher en La red social mantiene un calmado y sobrio tempo deliberadamente frío y objetivo. No es una película de sensaciones, de sentimientos, es una película de hechos y de acciones. Una crónica de nuestro tiempo expuesta divulgativamente, y magistralmente fundamentada en un guión de hierro. La pretendida imparcialidad de la cinta es, sin duda, resultado de este montaje mecánico, técnico, funcional, que dota a la cinta, al igual que su propuesta artística en otras categorías, de una veracidad absoluta, un reflejo cristalino de nuestra sociedad que otorga la sensación de haber sustraído un trozo de realidad para ser proyectada en un cine. |
Ganará: La red social
Debería ganar: La red social