OSCATLÓN 2012: Dirección

OSCATLÓN 2012: Dirección

A los Oscar la categoría de mejor dirección este año les ha salido rara porque no está nominado el realizador de la película favorita, Ben Affleck y Argo. ¡Con lo que les gusta a los Oscar premiar a actores que se lanzan a dirigir! Una vez descabezada, la elección se mueve entre dos directores que ya han ganado la estatuilla mientras sus películas caían derrotadas (Steven Spielberg y Ang Lee), un autor europeo de prestigio como Michael Haneke, un favorito de los Oscar de los últimos años como David O. Russell y un debut tan fascinante y prometedor como el de Benh Zeitlin.

OSCATLÓN 2012: Dirección

Michael Haneke por Amor

María Pérez
Un matrimonio de ancianos, ambos profesores de música retirados, en los últimos meses de vida juntos sirve al director austriaco Michael Haneke para hacer una de las reflexiones sobre la vida, la enfermedad y el cariño más impresionantes que ha dado no sólo el cine, sino el arte en general. El estilo sobrio, incluso áspero y cruel, del director, que en ningún momento intenta estilizar ni embellecer la realidad, se recrea serenamente en los rostros de los dos viejos, en sus expresiones de enfado, ternura, amor, locura y dolor, recreándose en las interpretaciones de dos grandes nombres de la cinematografía gala, Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, y saca de ellos verdad y emociones sobre la decrepitud y el paso del tiempo en el mundo de orden y armonía de su vivienda parisina. Al igual que los bomberos fuerzan su entrada en el prólogo de la película, o los ladrones irrumpen en la vivienda mientras los ancianos asisten a un concierto, la enfermedad invade brutalmente sus vidas, imponiéndose a su rutina, creando esa sensación de violación y desasosiego, y de desamparo al fin y al cabo, pero también como filtro depurador que destila de la vida todo lo que sobra, conversaciones intrascendentes incluidas, y deja lo que realmente importa.

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Benh Zeitlin por Bestias del sur salvaje

Pablo López
El debut en el largometraje de Benh Zeitlin no solo le ha reportado firmar una de las películas de la temporada, sino ser (con Ben Affleck ya asentado aunque sin nominación), practicamente, el director joven más prometedor del año. Durante la carrera, el director de Bestias del sur salvaje ha conseguido alzarse como mejor director en algunos premios críticos y certámenes que han premiado su labor de dirección novel o primeriza, pero los Oscar son otra liga. Ante estos hechos, Zeitlin podría tener que conformarse con haber llegado a ser nominado, pero en su caso, y dada la atípica categoría que este año ha resultado en los premios de la Academia, parte como uno de los favoritos. Bestias del sur salvaje es una fábula que mezcla el drama social con la fantasía, un retrato de la miseria visto a través de los ojos optimistas de una niña que se ha convertido en una de las heroínas del año (no en vano, también está nominada al Oscar). Su combinación de géneros y de temáticas en un retrato con un punto de vista tan particular, además de un trabajo con los actores, hacen del otrora desconocido Benh Zeitlin una de las grandes promesas para el futuro del cine actual y sin duda un contendiente a la altura de los grandes titanes a los que se enfrenta en esta categoría.

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Ang Lee por La vida de Pi

Fernando de Luis-Orueta
La tercera candidatura al Oscar de Ang Lee como director -que obtuvo en su anterior intento- y quinta en total -pues tiene otras dos como productor- llega, como no podía ser de otra forma, de una nueva transformación del camaleón. Después de haber sido el más británico en Sentido en sensibilidad, el más indie americano en La tormenta de hielo, el más vigoroso en Hulk, el más chino en Tigre y dragón, y el más delicado en Brokeback Mountain, el taiwanés aborda en La vida de Pi un relato impregnado de la espiritualidad y la cadencia de la India. El libro había pasado por varias manos que lo dejaron por imposible hasta llegar a las suyas, posiblemente las únicas con el tacto preciso para deslizarse por esta historia aparentemente conservadora pero que en última instancia se revela profundamente iconoclasta. El doble salto mortal viene al desarrollarse la parte central de la historia en un barca a la deriva con un único actor y unos animales creados por CGI. El reto parece imposible, pero el resultado se ve con placer y descuido. Esta vez el Oscar se le va a escapar pero, desde luego, no es por falta de talento.

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Steven Spielberg por Lincoln

Samuel Pérez
Séptima nominación a un Oscar como mejor director para el cineasta más taquillero y conocido en la faz de la Tierra. Y han pasado 14 años ya desde su última victoria con Salvar al soldado Ryan por lo que hay un sentimiento creciente entre los académicos de que ya toca darle su tercer premio e igualarle con dos maestros como son William Wyler y Frank Capra. Y qué mejor ocasión que la minuciosa recreación de los últimos años de vida de uno de los presidentes estadounidenses más recordados. Spielberg se vuelca en una dirección de actores que saca oro puro de su extenso reparto, sobre todo de sus tres intérpretes nominados, una recreación histórica minuciosa, apoyándose en un guión quizá demasiado milimétrico escrito más con el cerebro que con el corazón y que nos priva del Spielberg más almibarado. Quizá Lincoln no sea la mejor película de Spielberg de los últimos años, pero frente a la ausencia de Affleck, Bigelow y Tarantino lo tiene realmente fácil en esta ocasión.

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David O. Russell por El lado bueno de las cosas

Roberto Bra
La comedia romántica de la que más se está hablando este año, El lado bueno de las cosas, le ha otorgado a David O. Russell su tercera nominación a los premios Oscar, tras la nominación conseguida en 2010 con The Figther, y tras conseguir también en esta edición la nominación en la categoría de mejor guión adaptado. No hay que olvidar que David O. Russell antes que director de cine fue encargado de dirigir una gran cantidad de videoclips, y esto a la hora de dirigir sus películas es algo que se nota. Zooms un tanto psicodélicos o planos picados son algunos de los recursos que se pueden ver a lo largo de su obra y que también podemos encontrarlos en El lado bueno de las cosas, David O. Russell  realiza una dirección cuidada y detallista  que unido a un gran guión y a un trabajo actoral mayúsculo convierten su última película en una rival más que digna. En su contra tiene a directores de la talla de Michael Haneke o Steven Spielberg, sin embargo la gran campaña que ha tenido El lado bueno de las cosas puede suponer el empujón que David O. Russell necesita para subir a por el Oscar.
Ganará: Steven Spielberg por Lincoln

Debería ganar: Michael Haneke por Amor