Ha recuperado buena parte de los 20 kilos que adelgazó para En la mente del asesino, la película que estrena hoy en España. Y eso que probablemente rodajes como el de Guerra mundial Z hayan vuelto a exprimir a Matthew Fox. El actor se esfuerza por dejar atrás al heroico personaje de Perdidos con caracteres como este asesino en serie que interpreta en el reboot de la saga del policía Alex Cross.
Matthew Fox (Abington, Pennsylvania, 1966) da vida en En la mente del asesino al oscuro personaje al que se refiere el título: un perverso individuo apodado Picasso por su afición a dibujar, la cual combina con otra menos constructiva: matar por encargo. Pero, como no podría ser de otra manera, en su camino se cruza el policía Alex Cross, aquel personaje que interpretó Morgan Freeman en El coleccionista de amantes y La hora de la araña y que recibe aquí una segunda encarnación en el cómico Tyler Perry.
«Para interpretar este personaje pasé mucho tiempo pensando sobre él, tratando de averiguar por qué hace lo que hace», explica Fox durante su reciente visita a Madrid. «El guión habla mucho de esa fascinación que siente por infligir dolor, pero para mí era algo más filosófico, algo que quiere demostrar al mundo y a sus víctimas antes de quitarles la vida, como si quisiera darles un regalo. Pensé todas estas cosas para mí, pero no es necesario que el público tenga toda esa información: a veces es lo desconocido y el misterio lo que hace que sea todavía más terrorífico».
Las razones que han llevado a Fox a aceptar este oscuro personaje no tienen tanto que ver con romper con la imagen que el público pueda tener de él como con «el desafío que suponía». «Nunca pienso en un papel en función de su relación con otro», asegura. «Leo guiones y si alguno me parece que puede resultarme un reto, me involucro. Este personaje tiene mucho de eso. Perder tanto peso, por ejemplo, que no estaba seguro que fuera a poder hacerlo. Pero el desafío lo busco no sólo en la interpretación, sino en muchas áreas de mi vida, me gusta retarme a mí mismo para mejorar y superarme».
Desde luego, la extrema delgadez del Fox en la pantalla llama la atención. Logró perder 20 kilos para el rodaje. «Fue idea mía, no del director. Yo quería que ese hombre tuviera ese aspecto demasiado delgado, inquietante», comenta. «No es que me fijara en ningún otro actor para hacerlo, pero sí recuerdo haber leído un artículo en el que Christian Bale contaba que para peder peso para El maquinista sólo comía una manzana al día durante meses. Pensé que no podía ser muy sano y también tuve muchas dudas de que fuera capaz de hacer eso».
Su solución fue recurrir a Simon Waterson, un entrenador que ya ha trabajado con otras estrellas como Daniel Craig. «Estuve hablando con él estando en Londres por una obra de teatro, a la vez que decidía si aceptaba el papel de esta película. Nos reunimos y le conté lo que tenía en mente», recuerda. «Me diseñó un programa físico y una dieta que llevé durante cinco meses antes de rodar la película».
A esa dura preparación se une la circunstancia de que el personaje está solo durante toda la película: «Este tipo, de forma intencionada, se distancia de la humanidad. Se siente totalmente invencible tanto física como filosóficamente. Al interpretar eso, inconscientemente, también iba muy por mi cuenta, separado de todo lo demás que sucedía en el rodaje. Llegaba y me limitaba a hacer mis secuencias -muchas de ellas solo, donde incluso habla consigo mismo-«.
«La interpretación es como la danza», añade. «Estás bailando y tienes una pareja de baile. Pero en esta película eran dos personas que intentaban matarse uno al otro con todo lo que tenían a su alcance. De hecho, Tyler [Perry] y yo no tuvimos demasiada comunicación. Fue bonito encontrarme con él en el estreno de la película en Estados Unidos, justo antes de la rueda de prensa, nos saludamos, nos dimos la mano… casi parecía que era la primera vez que nos veíamos».
Y, pese a tanto esfuerzo, Matthew Fox también tiene la sensación de que es más divertido hacer de malo. «En el futuro quiero hacer otros malos, quizá no tan terribles como este, pero me gusta hacer papeles que no sean heroicos», señala. «En mis dos próximas películas pasa eso. En Emperor interpreto a un hombre honorable, pero quebrantado por la guerra y la pérdida de su amor; y en Guerra mundial Z también interpreto a alguien algo roto por dentro. Para mí es más interesante interpretar a personas así que a típicos héroes».
Nada que ver con el doctor Jack Sheppard de Lost. «Estoy muy orgulloso de haber sido parte de Perdidos», asegura. «Pero yo, personalmente, he pasado a otros desafíos. Sino hubiese hecho cuatro proyectos diferentes a lo largo de los últimos dos años, estaría un poco preocupado de que el público me asociara sólo con la serie, pero después de hacer una obra de teatro el West End de Londres y tres películas, creo que seguiré teniendo nuevas oportunidades en el futuro».