American Pie

«Estamos aquí porque hace años Jason Biggs se folló una tarta de manzana»

American Pie
La nostalgia apela a todas las generaciones, y si ya llevamos varios años con la nostalgia del cine de los 80 entre nosotros, ha llegado el momento para que la siguiente generación regrese a los cines para retomar los mitos de su adolescencia. Ese es el papel de American Pie: El reencuentro, la cuarta película de la saga (octava, si contamos sus cuatro secuelas directas a vídeo). Sus protagonistas estuvieron en Madrid y tuvimos el placer de charlar con ellos.

Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg, responsables de la primera secuela de la saga Harold & Kumar, titulada en España Dos colgaos muy fumaos: Fuga de Guantánamo son los encargados de volver a reunir en la pantalla grande a todo el plantel de personajes, un trabajo arduo para el que tenían muy claro que «era crucial reunir a todos los actores». Sin ellos, nada sería igual, ni la nostalgia, ni la comedia, dos grandes ingredientes de esta película. Según sus directores «esta película es como una reunión de instituto: hay melancolía y diversión con amigos». «Hacerse mayor es muy divertido’, dicen.

La madurez no perdona, y ante un tema aparentemente espinoso como las clásicas escenas de sexo, sus responsable lo tienen claro: «Las películas tienen un público muy concreto, y tenemos que contentar a ese público. Al fin y al cabo estamos aquí porque Jason Biggs tuve sexo con una tarta de manzana». Biggs, presente en la sala, ríe. En esta ocasión, además de uno de los protagonistas, ejerce también de productor. «Quizá era el momento de hacerse productor», es su respuesta ante la pregunta de por qué se decidió a invertir en la saga que le lanzó a la gran pantalla. «Tras hablar con todo el equipo, empezamos a valorar el proyecto para involucrarnos un poco más. Fue divertido, va más allá de la mera colaboración creativa como actor».

Eugene Levy y Jennifer Coolidge, padre del personaje de Jason Biggs y madre del personaje de Sean William Scott, respectivamente, son uno de los puntos fuertes de la película. Su relación actúa como trama secundaria que descarga perlas de humor a cada rato, y ante el evidente desgaste de la saga, la pregunta por el spin-off de la pareja es obligatoria: «Sería divertido, habría que hablarlo para ver las posibilidades de una relación futura», dice Eugene Levy. «Seríamos una especie de Bonnie & Clyde», termina.

Y puestos a idear nuevos proyectos, no paran de surgir ideas de la mente de Levy: «Dentro de 13 años podríamos hacer otra película, con mi nieto ya crecido y vuelta a empezar, sería otro desastre más en la familia Levenstein».