Espías

Recorrido por otros 11 hombres de negro

Mientras este fin de semana los hombre de negro de Barry Sonnenfeld y sus viajes en el tiempo atacan las taquillas, nosotros también hacemos una regresión al pasado y repasamos la vida, obra y milagros de otros once agentes de la ley vestido de limpio. Impolutos, elegantes y sin despeinarse un ápice, estos once hombres de negro, como los de Sonnenfeld, también han inundado, a su modo, las pantallas de cine (y de tele). Os invitamos a acompañarnos por un certero recorrido por los agentes de la ley más elegantes de la historia.

The secret agent
John Gielgud como Richard Ashenden en The Secret Agent (1936)
Alfred Hitchcock se basó en dos relatos de Somerset Maugham para dar vida a uno de los primeros agentes secretos del séptimo arte, y me atrevería a decir que creando muchos de los estereotipos que más tarde se aprovecharon en el resto de películas de espías. Gielgud es un famoso escritor cuya muerte se finge durante la Segunda Guerra Mundial y al que el misterioso R, jefe del espionaje británico, envía en misión secreta a Suiza. La apostura de uno de los mejores actores de la historia, con sus impecables trajes de tres piezas y el sobrero de ala ancha y de medio lado, lo convierten en profesor de estilo de 007.

El mensajero del miedo
Laurence Harvey en El mensajero del miedo (1962)
El actor de origen lituano y educación británica prestó su imponente facha y su característica sobriedad a su personaje de Raymond Shaw, en la que probablemente sea una de las mejores películas de espionaje y agentes infiltrados que se hayan hecho hasta la fecha. El hijo de una importante familia conservadora que durante la guerra de Corea es secuestrado y sometido a un lavado de cerebro por los soviéticos para que en estado de hipnosis mate a objetivos concertos y a los testigos que pudiese haber se convierte en una de las figuras más aterradoras de mano de John Frankenheimer, la personificación de la manipulación política y el control mental bajo una estampa intachable y casi inquebrantable.

20120527agente3Michael Caine como Harry Palmer en The Ipcress File (1965)
Traje negro y corbata estrecha también negra. ¿Os suena? Además de la gabardina, las gafas negras de pasta, etc, el actor londinense aportaba ese inimitable aire canalla a su personaje de Harry Palmer, que le valió un Bafta al mejor actor británico y cuatro secuelas (dos en los años 60 y dos en los 90). Palmer, exsargento del ejército británico reclutado un poco a su pesar para la inteligencia militar, se ve envuelto en un caso de secuestros múltiples y lavados de cerebro.

James Coburn en Flint, agente secreto (1966)Flint, agente secreto
A Bond le salieron muchos hijos bastardos desde ese primer Dr No. Uno de ellos fue este Flint, que sinningún tipo de reparo y descaradamente utilizaba todos los tópicos del famoso 007 («tan diestro en la kasbah como enlacama», anunciaba el tráiler), incluso el buscado parecido físico de Coburn con Connery (salvando las distancias, claro está) en su lucha contra el mal. Si la intención del director Daniel Mann era hacer una parodia socarrona del personaje de Fleming, desde luego, lo hizo muy bien.

Casino RoyaleDavid Niven en Casino Royale (1967)
Sir James Bond, ya retirado y en su mansión escocesa, es interrumpido por los jefes de los servicios secretos más importantes (John Huston, Charles Boyer, William Holden y Kurt Kasznar) para que acepte una misión, y para obligarle a hacerlo dinamitan su casa. Para confundir al enemigo, Sir James recluta a varios James Bond 007, incluyendo a las chicas y a Jimmy Bond (Woody Allen), que planea eliminar a todos los hombres más altos que él y hacerse con todas las mujeres hermosas. La primera novela de Fleming con el Agente 007 se convirtió en una parodia surrealista de las películas del espía más famoso de la historia del cine. De todos los Bond que salían en ella, David Niven era el más elegante y mejor vestido. Who else?

Los vengadores
Ralph Fiennes en The avengers (1998)
Fiennes cogió el relevo del mítico y perfecto gentleman Patrick Mcnee y tomó prestados su permanente bombín y su paraguas como arma secreta en esa reencarnación del agente John Steed que, como muchas secuelas, nunca debería haberse rodado. Aunque la película no conserva ni un ápice del encanto de la serie de los años 60, con ese agente secreto que todas las semanas salvaba el mundo de los más inusitados archienemigos, es cierto que Fiennes le da un toque dandi paródico que no le viene mal a este despropósito.

Sppoks
Rupert Penry-Jones, en Spooks (2002)
Aunque las dos primeras temporadas de la serie británica sobre el MI5 tuvieron como protagonista a otro británico de buena planta como Matthew Mcfadyen, Penry-Jones, que la protagonizó durante cuatro años, dio a su personaje de agente secreto Adam Carter un aire nuevo, que no perdía ni un poquito de elegancia aunque llevase vaqueros desgastados y chaquetas Belstaff o se quitase la corbata a pesar de vestir un traje de Saville Row, una especie de actualización seria de las películas de espías, en formato serie, que buscaba la documentación para sus tramas en casos reales y utilizaba como asesores a exagentes de la inteligencia británica.

9 díasChris Rock en 9 días (2002)
Un buscavidas callejero que en nueve días tiene que convertirse en un agente de la CIA sofisticado tanto en la forma como en el fondo, y logra hacerlo gracias al adiestramiento de un agente veterano interpretado por Anthony Hopkins figura en esta lista quizá porque ejemplifica lo que puede dar de sí un estereotipo tan elástico como éste cuando se tira de él hasta el límite. De no ser por esto, Chris Rock no tiene ni la gracia ni el atractivo ni la calidad actoral de otros mencionados como para que su inclusión no sea más que meramente anecdótica. Es curioso que en original la película se titule como otra de 1995 en la que Laurence Fishburne hace de exagente de la CIA que se ve envuelto en un oscuro encargo; quizá él sí que encarne la versión negrata de agente secreto apuesto, elegante y cool.

Game of Death
Wesley Snipes en Game of Death (2010)
O éste. Gorras Kangol, americanas de cuero y corbatas demasiado anchas, casi pañuelos, son el uniforme del agente secreto, el concepto de la elegancia bondiana extrapolado a las calles de Nueva York con parada obligatoria en el Bronx. Supongo que Richard Roundtree es el otro padre de esta figura mestiza, y Wesley Snipes uno de los que mejor la pueden encarnar por el punto canalla y socarrón que tiene y del que carecen otros actores claramente más elegantes como Denzel Washington. Desde luego, si alguien puede llevar un traje de tres piezas y pelearse a patada limpia sin despeinarse, es él, aunque ahora esté en sus horas más bajas.

Game of Death
Bill Nighy en Page Eight (2011)
Johnny Worricker es un veterano agente de la inteligencia militar que se ve obligado a renunciar a su identidad para completar una misión que podría afectar al mismísimo primer ministro británico, a la vez que empieza una relación con una activista política a la que dicha información podría involucrar. Este telefilme de la BBC usa la carcasa Bond, la avejenta y la llena de dilemas morales contemporáneos en una revisión del género más que digna y vigente.

El Topo
Colin Firth en El topo (2011)
La más reciente y pura de las películas de espías ponía en movimiento a un grupo de actores más que interesante en una historia compleja que se va desembrollando gracias a un ritmo pausado y una tensión que no decae en ningún momento. De todos ellos, esos grises funcionarios del espionaje a los que el cine ha atribuido más glamour del que realmente merece su profesión, sórdida y amoral por definición, rescato para esta relación a Bill Haydon, el «Sastre», interpretado por Colin Firth, un curtido agente del MI5, espía de la vieja escuela con cierto aire de aristócrata bohemio y extravagante, un esteta y seductor de brillante inteligencia que se desplaza en bicicleta.