Paco León: «Para hacer lo mismo, me hubiera quedado en casa»

Los hermanos Paco y María León llegaron ayer a Málaga para presentar, dos años después, y junto a su madre, la secuela de Carmina o revienta, la película revelación que elevó a su propia madre, Carmina Barrios, a icono del cine español. Carmina y amén se enfrentaba a la difícil tarea de cumplir las expectativas creadas ante el exigente público malagueño. Y cumplió. Vaya si cumplió: El Teatro Cervantes rompió en aplausos ante esta reconfirmación fílmica de Paco Léon como gran narrador de historias. Pudimos hablar con el director y la actriz durante la presentación en Málaga, donde nos dejaban entrever su propia expectación y su gran responsabilidad frente al público malagueño.

“Estamos cagaos”, confiesa María. El nerviosismo está patente en los hermanos. Ya son veteranos en el certamen malagueño, pero las reacciones del público aún les quitan el sueño: “El premio más importante del festival sigue siendo el del público, esa es mi mayor aspiración”, reconoce el director y guionista. «Personalmente espero que se valore todo el esfuerzo y el trabajo que ha invertido mi hermano, porque sé de donde viene todo esto. Yo no espero que se valore únicamente mi trabajo, es algo familiar… La película es como si fuera mi sobrino: he estado en el parto, lleva mi sangre… es una sensación muy rara», asegura María.

“Hay una responsabilidad muy grande con esta película”, asegura la pequeña de los León, “porque hay mucha expectación”. “Pero nos puede más la ilusión de enseñar la película”, confiesa Paco, “porque la hemos hecho con el corazón, y el público de Málaga son los mejores ojos con los que se puede ver esta película”.

Carmina y amén es una vuelta al mismo universo neo-lorquiano con un nuevo fondo y una nueva forma de abordarlo. Más presupuesto, más responsabilidad y, sobretodo, más auto consciencia del material que tenían entre manos han hecho que el resultado de la película sea manifiestamente diferente: “Es más sofisticada por el tema, más seria”, comenta el director, “y porque para hacer lo mismo, me hubiera quedado en casa”, bromea, “había que arriesgarse y profundizar un poco… incluso en el lenguaje”.

“Los limites del texto y la improvisación; la mezcla de géneros: la tragedia, la comedia…”, enumera, “y también yo creo que la propia historia te va pidiendo cosas”. Una historia que retrata, una vez más, a la familia del realizador con toques ficcionados: “El material con el que trabaja Paco es real, pero la historia no”, comenta María, “jugamos con nuestra herramientas, con nuestra familia… es muy raro. Hacer que tu padre se muera sin ser real es muy duro, pero Paco lo ha planteado siempre desde el juego”, reconoce con orgullo. “Si yo tuviera que tocar mis cosas para cada papel no estaría trabajando en esto”, concluye.

“He descubierto que tengo una familia donde no nos hemos cuestionado lo que somos”, descubre María, ”cada uno es lo que es y hay muy pocos conflictos familiares. Es muy gratificante estar trabajando con tu familia, ver lo bonito y lo bueno de las relaciones y ahora inventarnos que somos todo lo contrario”, destaca. “Es raro pero divertido”.

El tercer integrante de este trío es sin duda su madre, Carmina, que también ha tenido que enfrentarse a esta evolución natural del proyecto a su manera: “En esta ocasión Carmina ha tenido que trabajar con marcas, buscar la luz… es muy complicado actuar con naturalidad teniendo que llegar a un sitio concreto, marcado, con todo limitadísimo”, reconoce María, “y yo creo que ella ha cambiado más en eso, a la hora de trabajar, hemos visto como se profesionaliza Carmina: leer un texto, tener que memorizarlo e interpretarlo. Es otro tipo de trabajo”.