‘Mommy’, la confirmación del talento desbordante de Xavier Dolan

El cine de Xavier Dolan tiene la poderosa cualidad, peleada por muchos otros cineastas, de no dejar indiferente a nadie. Poco transitada en la gama de grises entre el si y el no, pero con firmes defensores en ambos extremos, Mommy retoma la temática del amor materno filial que ya abordara en su espléndida ópera prima Yo maté a mi madre, para reflejar, a pesar de lo complicado del asunto, la magnitud y el sacrificio del amor de una madre por su hijo sean cuando el camino de la convivencia no es precisamente de rosas.

La empatía es la base de toda historia de sentimientos y relaciones familiares, y los personajes que dibuja Dolan son, a priori, poco dados a encontrar nexos de unión con el espectador común, pero la pericia del realizador consigue dotar de un arrebatador carisma al desquiciado personaje de Antoine-Olivier Pilon para conseguir colocarte exactamente en la misma posición que el otro gran personaje de la película, el de Anne Dorval, la sufrida madre luchadora que no puede evitar tener que enfrentarse a la situación.

Tema aparte es la parte técnica, que ya en Laurence Anyways supo explorar con el formato y en Mommy continúa su juego formal para crear emoción puramente cinematográfica de la misma forma que utiliza la banda sonora extradiegética para regular los picos de emoción apelando a la nostalgia. Es una técnica simplona, fácil y recurrente; pero no por ello menos valiosa. Como en Laurence Anyways, Dolan apela frontalmente a la nostalgia más inmediata como abanderado del cine hecho por la generación de los noventa para conseguir momentos de gran emoción y clímax musical y cinematográfico.

Pero no se debe confundir la autorreferencia con el estilo, Dolan tiene muy claras qué armas utilizar para según qué público (lo ha demostrado en sus películas) y evoluciona artísticamente de manera admirable durante sus cinco largometrajes (cinco. Con 25 años) y planteando la incógnita de hasta dónde será capaz a lo largo de su meteórica carrera.