‘Amama’ y ‘Eva no duerme’, dos experimentos que no prenden

La tercera película de Asier Altuna, después de Aupa Etxebeste! y el documental Bertsolari, llega al festival de San Sebastián como única obra en euskera en la Sección Oficial. Amama es un drama sobre la fuerte ruptura generacional y la conservación de las tradiciones en un caserío, en el que viven la abuela, los padres y la más joven de los hijos, una artista multidisciplinar que está montando una exposición centrada en la figura de la abuela.

La tozudez del patriarca y a rebeldía de la hija provocan un cisma familiar que pone en peligro la continuidad del caserío como modo de vida del núcleo familiar. La película está construida sobre los recuerdos del propio director y los poemas de Kirmen Uribe, una narrativa silenciosa en la que las diferentes voces cuentan más cuanto más callan, según explica Altuna.

El paso del campo a la ciudad, el dilema de la pérdida de la identidad cultural por los cambios de costumbres son los temas principales de la película, un debate que, aunque está muy bellamente narrado, se nos hace perteneciente a épocas muy pasadas. Pese a ello, Amama posiblemente recibirá algún premio grande.

El cadáver de Evita

La segunda película a concurso hoy llegaba desde Argentina. Eva no duerme, de Pablo Agüero es el retrato de la Argentina post Peronista retratada a través de los personajes encargados de custodiar el cadáver embalsamado de Eva Perón en su viaje de más de 25 años antes de descansar definitivamente. Un tiempo en el que el símbolo de Evita, amada y odiada a partes iguales, es en ocasiones más importante e influyente que muchos políticos vivos.

La historia se divide en segmentos, etapas de un viaje que comienza en la mesa de embalsamamiento y termina en su sepultura definitiva bajo varios metros de cemento. Como la propia historia del cuerpo, la película comienza avanzando clara y diligentemente para, en un momento dado, bien avanzado el metraje y acaparado el interés del espectador, comenzar a dar información difusa y avanzar etapas sin mucha explicación.

Con una marcada estética de cómic, que recuerda visualmente en muchas ocasiones al Sin City de Robert Rodríguez y Frank Miller, Eva no duerme es una cinta entre dos aguas: la de la recreación histórica y la del ejercicio estético, dos orillas perfectamente válidas pero de las que se encuentra a medio camino sin llegar a rematar.

María Pérez / Pablo López