‘Argentina 1985’: cine histórico de gran altura

'Argentina 1985'
Canónica
Santiago Mitre reconstruye con emoción, ritmo y humor negro el juicio a la cúpula de la Dictadura de Videla
4.5

No ha tenido que venir Amazon Prime, que produce el filme, para que el cine argentino mire a su historia: ahí está La historia oficial (1986) entre muchas otras, pero sí permite hacerlo con más medios. Argentina 1985 tiene un nivel de producción enorme que favorece, sin duda, a la materialización de un guion de época. 

En cambio, nos encontramos ante la película más canónica y comercial de Santiago Mitre, que vuelve a contar con su guionista de cabecera, Mariano Llinás (Paulina, La cordillera) y es este el elemento más brillante del filme, aunque la ejecución sea también excelsa. 

No nos encontramos ante una película de juicios, aunque buena parte del metraje transcurra en un vista pública y las averiguaciones previas. La prueba es que la película se toma su tiempo en presentarnos al protagonista y su familia antes de hincarle el diente al melón principal: llevar a juicio a la cúpula de la Dictadura argentina. 

Ricardo Darín interpreta magistralmente al héroe (el fiscal Julio Strassera, que tiene la enorme tarea de recopilar pruebas y testimonios que justifiquen que los militares aupados por Videla y él mismo ordenaron y/o  conocían el genocidio), que, sin embargo, no lo es de una pieza, pues se describen también algunas sombras gigantescas de su carrera. 

La justicia trata de mirar hacia otro lado y nadie quiere acompañar al fiscal en semejante tarea, que tiene que rodearse de los  técnicos judiciales más jóvenes, encabezados por un magnífico Peter Lanzani. 

El mayor mérito no es que trate con profundidad y hondura los hechos, sino que logre darnos respiros constantes gracias a la ironía y el sarcasmo (tan argentinos como el dulce de leche) y logre conmovernos con una peripecia que es personal, grupal, política y universal. Todo ello con un ritmo trepidante. Buena prueba de ello es que el pase de prensa en San Sebastián fue interrumpido por los aplausos en varios momentos.

La gran lección que puede dejarnos el filme, especialmente al cine español (que no siempre ha logrado acabar bien hazañas similares), es que para adaptar un episodio histórico es fundamental que el guion cumpla con todas las exigencias de cualquier otra historia de ficción y que para contar cosas trascendentes no hay que dialogar siempre en importante.