‘El suplente’: las mejores intenciones

‘El suplente’: las mejores intenciones
Correcta
Otra película de profe de instituto conflictivo en defensa de "las cosas inútiles"
2.5

Regresa Diego Lerman a la competición de San Sebastian después de haber ganado en 2017 el premio al mejor guion con Una especie de familia, una decisión que no fue unánimemente bien recibida. Esta vez presenta El suplente, una película sobre un literato devenido profesor de instituto en un barrio conflictivo.

Sí, en efecto, otra película sobre profe de instituto en barrio conflictivo. Aquí la novedad radica en que el sustituido es el propio padre del protagonista, que ya retirado monta un comedor social y estamos a punto de descubrir que tiene algún interés con uno de los dos capos enfrentados por el control de la zona. Es curioso porque es esta originalidad de la trama lo que peor funciona de la cinta, pese a contar para ello con el siempre maravilloso Alfredo Castro.

Porque el resto fluye con interés. El profesor (Juan Minujín, siempre carismático) tiene una ex mujer (Bárbara Lennie) que ahora tiene una novia y una hija adolescente que da el contrapunto cultivado a los chavales de la clase. Los alumnos tienen tres dimensiones, se les llega a conocer y a sentir simpatía. El claustro tiene sus angustias y las entendemos. Y hay también una pequeña trama en tono thriller con un trapicheo de drogas que sobre el papel hace aguas pero que llega a funcionar gracias a la habilidad de Lerman para rodarla.

Lerman pide al espectador un favor: cómpreme la trama pese a sus debilidades, que tengo algo que decirles. Un mensaje optimista sobre el poder de la razón, de la cultura, de “las cosas que no sirven para nada”.