San Sebastián falla un palmarés muy español

San Sebastián falla un palmarés muy español

San Sebastián falla un palmarés muy español

El jurado de esta edición del Festival de San Sebastián ha estado extrañamente razonable. Este certamen se ha labrado concienzudamente fama por sus desatinos, pero en esta edición es fácil coincidir con el fallo como demuestra la quiniela de la prensa. La victoria de Dans la maison, basada en una obra de Juan Mayorga, y los premios individuales para Fernando Trueba, Macarena García y José Sacristán conforman un palmarés extrañamente español para un certamen internacional.

Pero antes de comentar los premios, es de justicia destacar que en la competición de este San Sebastián se ha visto buen cine aunque no cine extraordinario. Sí ha habido algunas cintas sensacionales en las secciones paralelas como Amour de Michael Haneke, Bestias del sur salvaje, de Benh Zeitlin o incluso Argo, de Ben Affleck, que formaba parte de la sección oficial pero no entraba en la lucha por los premios.

De las aspirantes a la Concha de Oro ha ganado la que en términos generales había gustado más: Dans la maison, de François Ozon, que plantea un juego de seducción, creación y complicidad arrollador. Quizá le falte ese remate que diferencia a las grandes películas, pero aún así es tremendamente disfrutable en muchos niveles. Consecuentemente, también ha sido para Ozon el premio al mejor guión, que parte de una obra del dramaturgo español Juan Mayorga. Una decisión indiscutible.

La segunda favorita para los premios, Blancanieves según Pablo Berger, ha quedado clasificada en ese segundo lugar que representa el Premio Especial del jurado. Es una decisión acertada: la cinta es un derroche visual, un poema formal, una belleza. Pero quizá le falte algo de envergadura dramática para lograr que cale hondo.

La elección de Fernando Trueba como mejor director también es razonable. Después de varias cintas erráticas, con El artista y la modelo ha conseguido filmar armar una película sobria, inteligente y hermosa, un buen recorrido por los márgenes de la creación artística, una visita a las musas y un homenaje a los maestros capaces de inspirar a quienes vienen detrás de ellos. El galardón es, además, un buen espaldarazo para Trueba, que ha tenido la mala fortuna de coincidir en el tiempo con la cinta de Berger, más llamativa que la suya.

Algo más hay que matizar el premio a José Sacristán como mejor actor por El muerto y ser feliz. Él es, sin duda alguna, uno de los mejores intérpretes españoles. Su voz indeleble resuena por la historia del cine y el teatro de este país. Sin embargo, en la cinta de Rebollo queda sistemáticamente sofocada por una insoportable voz en off off que describe todo lo que vemos y adelanta todo lo que se dice. No tenemos dudas de que el trabajo de Sacristán es tan sensacional como acostumbra, pero la absurda decisión de su director impide que podamos apreciarlo bien. Sí que más que un premio el jurado ha realizado un acto de fe, confiando en que bajo la maraña del audiocomentario enlatado esté el Sacristán de siempre.

Menos pacífico resulta el ex aequo de interpretación femenina para Macarena García (Blancanieves) y Katie Coseni (Foxfire). ¿Por qué un premio compartido entre actrices de películas diferentes? Se entiende mejor cuando dos actores han trabajado mano a mano, creando juntos y apoyándose mutuamente. Ambas parecen buenas actrices y funcionan bien en sus respectivos personajes. Especialmente Macarena García, que crea una Blancanieves trágicamente encantadora e inocentemente seductora.

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