El pelirrojo es el encargado de poner música a Mi nombre es Harvey Milk, que posiblemente estará entre las candidatas a mejor película del año. Elfmanes más conocido por sus colaboraciones con su inestimable y oscuro amigo TimBurton que le ha brindado sus mejores trabajos. Sin embargo, no hay que olvidarque fue Gus Van Sant con el que consiguió su primera candidatura al Oscar en1998 por la partitura de El Indomable Will Hunting. También es cierto que susdos nominaciones (la otra por Men In Black) realmente se debieron a la divisiónde la categoría en Drama y Musical/Comedia porque si no, probablemente no lashubiera conseguido. Su tercera nominación la ganó (por fin) con la menosburtoniana de las cintas de Burton, Big Fish. Ni Eduardo Manostijeras, niPesadilla antes de Navidad, ni Sleepy Hollow significaron musicalmente algopara el gremio de compositores. Una triste mirada, la de
Este 2008 ha sido un punto de inflexión en su carrera.Elfman se ha dejado notar este año con tres trabajos (Hellboy II, StandardOperation Procedures y Wanted) que sin ser excelentes han dejado entrever quetodavía queda algo de talento en el gran pelirrojo. Este cambio de rumbo hahecho que muchos esperaramos como agua de mayo su score para Milk, una películamás grande y comprometida que los otros trabajos y en la que imaginábamos queElfman pondría toda la carne en el asador.
La primera reacción que me asalta al escuchar estescore es que no parece compuesto por Danny Elfman y no es porque sea atípicosino al revés. Acostumbrados a las excentricidades y sonidos rocambolescos tancaracterísticos de Elfman sorprende escuchar una banda sonora tan clásica con toques de jazz. En muchos momentos parece que estemos escuchando a ThomasNewman, pero no el experimental, sino el melódico. Centrándonos en la historia,Elfman realmente capta con su música el espíritu de la época de una maneraextraordinaria y lo hace desde una perspectiva minimalista. Al parecer Elfmandeja de lado una fase en la que llenaba de sonoridades su música para dejarnosahora con melodías más esenciales. Un cambio que si bien es sorprendente esbastante acertado.
El primer corte (Harvey’s Theme) es una soberbia piezatranquila que pone música a la grandeza de Harvey Milk. Pero esto es sólo elaperitivo porque a continuación, los Main Tiltes, con un espíritu jazzístico yecléctico en los que Elfman construye un bellísimo tema que enmarca la época deuna manera maravillosa. El dominio orquestal de Elfman en algunas piezas comoThe Kiss es infinitamente gratificante para el oído consiguiendo un trabajo quedestaca por una gran belleza y sobriedad. La variedad temática de Mi Nombre es Harvey Milk estambién amplia y muy distinta entre sí pero manteniendo un tono que siempre huele asabor clásico. Encontramos piezas como lafantástica Gay Rights Now (en la que casi escuchamos a Bernard Hermann), Dog Poo(en la que parece que estamos en una película de Burton) o Vote Passes (endonde el compositor recurre a la nostalgia más clásica). Un trabajo que es unregalo para el aficionado.
Sinceramente me gustaba mucho el antiguo Elfman, elde las melodías extrañas, pero este nuevo renacimiento del compositor,adaptándose a las exquisiteces de Hollywood, me parece también muyrecomendable. Quizás Mi Nombre es Harvey Milk no sea la banda sonora que representa el estilo delcompositor pero sí probablemente la que marque la supervivencia de la música deElfman lo que no es poco. Estamos hablando de la mejor banda sonora delcompositor en años y una de las mejores del año. No concibo que