'Revolutionary Road'

Thomas Newman decepciona con ‘Revolutionary Road’

'Revolutionary Road' Revolutionary Road
Compositor: Thomas Newman
Año: 2008


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El compositor americano pone música, como es habitual, al nuevo film de Sam Mendes. Tras dos soberbios trabajos con el director, esta nueva partitura se sitúa muy por debajo de las expectativas. Newman presenta una composición parecida al espíritu minimalista de ‘American Beauty’ pero rozando el aburrimiento.

‘Revolutionary Road’ es la nueva y esperadísima propuesta del director Sam Mendes, oscarizado por la vibrante ‘American Beauty’ hace casi ya un decenio. Basada en la aclamada novela de Richard Yates cuenta la historia de un matrimonio que ve frustrados sus sueños cuando su vida empieza a diluirse en la rutina de la clase media norteamericana. También supone el reencuentro de Leonardo Dicaprio y Kate Winslet tras el megaéxito ‘Titanic’ (1997). Pese a que Mendes (a la postre marido de Kate Winslet) no es un director prolífico, su carrera siempre ha sido bastante seguida por la excelente propuesta de sus proyectos que combinan grandes historias con una forma muy personal y visual de filmar. ‘American Beauty’ (1999) y ‘Camino a la Perdición» (2002) son sus dos grandes películas y también las dos grandes bandas sonoras de Thomas Newman.

Su aportación a los estudios Pixar nos dejó este año ‘Wall-E’, un trabajo destacado pero con limitados recursos. Esto nos hacía presagiar que el compositor de ‘El Buén Alemán’ se estaba esforzando al máximo para ‘Revolutionary Road’. Sin embargo, tras la escucha cabe concluir todo lo contrario. Para empezar, estamos ante un score extrañamente corto (apenas doce temas). Esto teniendo en cuenta que Newman es conocido por sobrepasar sin despeinarse la treintena.
El disco se abre con el corte Route, un buen tema principal que por sí sólo no logra levantar la composición en general. Este tema, que aparece constantemente durante las pistas y que cierra también el compacto, es puramente Newmanesco. Se trata de una pieza central a piano cuyo ritmo va in crescendo acompañado por violines y percusión. Un corte extremadamente poco melódico y un tanto machacón que hace difícil su escucha aislada. No sé realmente si Newman pretendía transmitirnos la sobriedad y angustia que viven los protagonistas del filme pero desde luego lo consigue. Los siguientes temas, Picture Window o The Bright Young Man, plantean el mismo esquema pero en un tono si cabe aún más minimalista: sencillísimos y repetitivos temas a piano que llevan al límite de la exasperación. El resto de los temas (Unrealistic o Speaking of Production Control) son bastante incidentales y su función se limita más a la atmósfera sonora que a la música propiamente dicha. Un claro ejemplo es el tema April, una versión sin acabar de arrancar del tema principal (obviamente, porque es que no hay otro) que dura casi diez minutos. Exasperante.
A veces combinar lo experimental con lo melódico sale bien como en ‘American Beauty’ y otras sale mal como en ‘Revolutionary Road’, sobre todo, cuando se prescinde absolutamente de la melodía como es este caso. Tras el visionado del filme uno se da cuenta de que el score funciona aún peor en comunión con las imágenes desaprovechando escenas donde se le da  a la música un papel activo. No sabemos muy bien si el objetivo que se marcó el compositor o el mismo Sam Mendes era crear un vacío musical en el espectador para dar cierta crudeza a las imágenes, pero desde luego, lo han logrado con creces. Es una música altamente repetitiva e incidental. Por lo tanto, intencionadamente o no ‘Revolutionary Road’ es un suspenso en la carrera del compositor.

Tras el éxito de la película en las nominaciones a los Globos de Oro (Mejor Película, Director, Actor y Actriz aunque no Mejor Música) podemos pensar que pueda conseguir fácilmente en los Oscar la de Mejor Banda Sonora (al estilo ‘Michael Clayton’ de James Newton Howard). Lo que parece difícil es que con este trabajo pueda llevarse la estatuilla dorada. Pese a que Newman es uno de los mejores compositores del género, nunca ha ganado un Oscar y lleva perdidas ocho nominaciones. Si a la Academia se le ocurre premiarle por esto, sería más que un escándalo para el aficionado. Así pues, con esta decepción, Thomas Newman regala el Oscar a Alexandre Desplat (favorito al Globo de Oro) que realiza un notable trabajo en ‘El Curioso Caso de Benjamin Button’ del que daré cuenta en la siguiente crítica.