Cecilia, mi querida Equilibrista

Aunque este blog fue, es y será de cine…muchos de los que entráis estos días en él probablemente lo hacéis porque se cita en la contraportada de un libro, mi primer libro, uno de los sueños de mi vida: la primera y única biografía de la cantautora Cecilia, de la que soy autor. Describir mi afecto por Cecilia es imposible de explicar con palabras. Su voz, su mirada, sus ropas a menudo estrafalarias para la época en la que cantaba…La descubrí con 13 años y desde entonces no he dejado de quererla, de apreciar sus canciones, de enamorarme de aquellos temas que escribió y cantó una joven española que, sin embargo, vivió por todo el mundo desde los 3 años.
Mucho ha sido lo que he descubierto sobre Eva Sobredo, como en realidad se llamaba, a lo largo de estos años de preparación del libro…He descubierto a una niña que tenía miedos, que era hiper sensible y no encajaba en un ambiente de diplomáticos, a una pequeña que viajaba continuamente debido a la profesión de su padre, y a una cantante famosa que no se sentía merecedora del afecto que le profesaban miles de personas. Yo siempre intuí que tras el alma que había creado ‘Un ramito de violetas’ se escondía alguien muy especial. Qué paradoja que una mujer que se veía a sí misma fea crease una de las canciones más representativas de lo que consideramos belleza.
Te debo mucho Eva. Has sido el tema de mi primer libro (espero que vengan muchos más) y me has acompañado media vida regalándome tu música. Lo menos que podía hacer por ti, desde mi profesión de periodista, era empeñarme en que la gente te conociese, en que tu sensibilidad no se quedase anclada en aquel 2 de agosto de 1976 en el que perdiste la vida en un accidente de tráfico. Era muy injusto que las nuevas generaciones no se enamorasen de una rebelde sensible como tú, de una luchadora que a veces tenía que vérselas con sus propias inseguridades y ansiedades y con las imposiciones de una discográfica que no siempre te trató bien. 
Quiero recordarte emocionada, agachando la cabeza mientras entonas el final de tu ‘Ramito de violetas’ en este vídeo, mientras la cámara sube y te muestra así, ovacionada, aclamada por un público que te debió y te sigue debiendo tanto. Muchas gracias vieja amiga. Sabes que te quiero y sabes que eres la mejor de entre todas las amigas que nunca llegaré a conocer. Allá donde estés…GRACIAS.

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