¿Quién quiero que gane el Oscar?

Difícil pregunta para cualquier blogger de cine. Y más aún si nos referimos al cine americano visto en 2011, que ha destacado por su enorme calidad, igualando o incluso superando a los ‘Cisne Negro’ o ‘La red social’ del año pasado. Parece que todos los pronósticos apuntan a ‘The Artist’ como la gran favorita para arrasar en la ceremonia de esta noche. Sin embargo, aún tengo mis dudas con la película de Hanavicious. Por supuesto que hace falta valor para rodar una película con las formas y la narrativa (cortes bruscos y 4/3 de formato de pantalla) de una película muda, pero el alargado clímax final con la música del ‘Vértigo’ de Hitchcock o la sensación a ‘ya visto’ (cualquiera puede verla como una retahíla de cortes de otras películas como ‘Cantando bajo la lluvia’ o ‘Ha nacido una estrella’) me merecen colocarla en su justo lugar: el de las películas más sobrevaloradas del año.
Mucho mejor me parece ‘La invención de Hugo’. Hacer una película infantil que acaba siendo un biopic medio ficticio de George Meliés sí que me parece un homenaje al cine original, valiente y hasta cierto punto rompedor. Las formas de la película de Scorsese son extraordinarias; tan extraordinarias que no temo decir que, dentro de no pocos años, nos encontraremos ante un clásico rotundo. Hay tanta sabiduría y tanto amor al cine en toda la película que uno no puede sino dejarse seducir por el mejor 3D que se haya visto jamás. Esas formas y la capacidad narrativa del mejor Scorsese nos hacen obviar una banda sonora demasiado intrusiva y un Sacha Baron Cohen que parece haber salido de otra película mucho peor.
Por otra parte, si hubiese un premio del público, ese iría de cabeza para ‘Criadas y señoras’. La historia de Tate Taylor sobre las mujeres negras que alimentaban la sociedad del bienestar de unas sureñas ricas y egoístas lo tiene todo para ser diana de un crítico de cine: es abiertamente manipuladora, los personajes son maniqueos a más no poder (¿quién podría olvidar a la mala malísima interpretada por Bryce Dallas Howard?) y busca la lágrima en muchos momentos. Pero lo mejor de todo es que, a pesar de los golpes bajos, la película consigue su propósito y las interpretaciones de Viola Davis y Octavia Spencer como esas pobres sufridoras que ven cómo la sociedad cambia a pasos de gigante para todos menos para ellas, son de una sinceridad aplastante.
Por supuesto que ‘Los descendientes’ es una gran película indie y un gran retrato familiar, pero ha ido perdiendo fuelle en los premios considerados antesala de la estatuílla. Por no hablar de ‘Caballo de batalla’, un magnífico (y hablo totalmente en serio) dramón kitsch de Spielberg que remite a los grandes clásicos de John Ford y a las producciones del mejor David O’Selznick…Y ningún académico vería a ‘Midnight in Paris’ como la mejor película del año a pesar de que la historia de Woody Allen, que también apela a la nostalgia de ‘Hugo’ y ‘The artist’, es la más identificable de todas: la necesidad de huir a un pasado remoto que nos haga olvidar los sinsabores de una época crecientemente catastrófica. La de Allen, con coproducción española, es una de sus películas más visuales; algo destacable dado que su cine siempre se ha caracterizado por prestar más atención al guión que a lo puramente visual.
Y, cómo no, en un universo tan paralelo como el que parece existir en ‘El árbol de la vida’, la película de Malick sería (para mí, claro está) la gran triunfadora de la noche. Sus tres nominaciones son un premio exiguo para una película que seguro que dará que hablar en décadas venideras. Un poema visual poco ortodoxo que no tiene cabida en una Academia de Hollywood que, después de todo, se debe más al público de lo que podría parecernos. Quizá por eso mismo seguimos la ceremonia sin pegar ojo, fascinados por un culto a dioses contemporáneos que acaban llevándose un trofeo que cambia sus vidas y, de paso, nos incita a cambiar las nuestras…