Nos encontramos este año ante una categoría bastante peculiar este año. La comedia se ha abierto paso de forma contundente copando dos de las nominaciones, así como un documental que ha hecho lo propio. La Academia ha tendido en los últimos años a premiar aquellas películas visiblemente más populares, así se entienden los premios a Slumdog Millionaire, El discurso del rey, The Artist, Intocable o, incluso, Amor de Michael Haneke; lo cual no desmerece la calidad de ninguna de ellas. Este año el panorama se presenta bastante diferente a pesar de contar, a priori, con una favorita clara: la polaca Ida.
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, de Philippe de Chauveron
El fenómeno francés del año viene de la mano de esta comedia que viene a repetir casi el éxito de Intocable en el país galo y que se está convirtiendo, también en menor medida, en un pequeño fenómeno en la taquilla española, funcionando mucho mejor de lo esperado. Si bien normalmente no aludiríamos a la taquilla, aquí parece residir parte de su sorprendente inclusión en esta categoría. Una comedia algo rancia que retrata a un matrimonio conservador que ven como tres de sus cuatro hijas se casan con hombres que no se adecúan a su forma de pensar; y depositarán todas sus esperanzas en cuarta de ellas. Con críticas más bien tibias, aunque con un enganche con el público más evidente, la película no llega a elevarse sobre punto de partida, cayendo en una serie de tópicos verdaderamente irritantes y que, como mucho, conseguirá sacar alguna sonrisa condescendiente. Sin embargo, la película ha gustado a los académicos claramente. No parece tener opciones de victoria, pero nunca podemos excluir del todo la posibilidad de una victoria gala.
Ida, de Pawel Pawlikowsky
Nos encontramos aquí con la rival a batir, sin duda alguna. Por su palmarés podríamos decir que es la película europea del año, pues lo ha ganado casi todo y ha estado nominada a absolutamente todo, y el Oscar a la mejor película extranjera, salvo sorpresa, parece en sus manos. Esta historia sobre una novicia en la Polonia de 1960 que descubre un oscuro secreto de familia relacionado con la ocupación nazi ha conseguido aportar algo de frescura a un tema como el del Holocausto. Su brillante composición y fotografía no ha pasado desapercibida a nadie, así como sus asfixiantes silencios y las magníficas interpretaciones de Agata Kulesza y Agata Trzebuchowska. Es cine hecho arte, cada plano está perfectamente pensado y planificado y cualquiera de sus fotogramas podría ser objeto de estudio. Parece complicado que cualquiera pueda arrebatarle la victoria a este pequeño éxito del circuito comercial más de autor.
El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Felix Herngren
Nos encontramos aquí con la otra comedia presente en la categoría y, otra vez, un inclusión al menos llamativa. Suecia consigue su cuarta nominación en la categoría gracias a la historia de un anciano que se niega a perder sus últimos días de vida en una residencia y decide escaparse por la ventana. En su viaje, se nos presentará la peculiar vida de este hombre que conoció a Churchill o al mismo Franco. A pesar de contar con una atractiva historia y una producción muy llamativa, la comedia no llega a despegar en ningún momento y las surrealistas aventuras de su protagonista se ven iluminadas por algunas escenas inspiradas que elevan el conjunto de la película pero que, en conjunto, se siente ahogada por sus propias ganas de agradar. Demasiado bien intencionada para resultar verdaderamente atrayente. Probablemente la película que menos opciones tiene para alzarse con el Goya.
La sal de la tierra, de Juliano Ribeiro Salgado y Wim Wenders
En esta ocasión la sorpresa, más que agradable, nos la encontramos en la inclusión de este documental, tanto por el género como por la calidad del mismo. Obra monumental que a partir de la obra de Sebastião Salgado y de sus propios pensamientos, reflexiona sobre la humanidad y su deriva, sobre la maldad y la esperanza, sobre la devastación y la vida. Las fotografías del magnífico fotógrafo sirven como punto de partida para desarrollar toda una mirada en torno al mundo que nos rodea, una mirada a través del objetivo de una cámara. Momentos que cobran vida y se transforman en la voz de Sebastião que nos permite entrar en la mente del genio, que desnuda su arte ante el espectador. Desde los trabajadores, pasando por las hambrunas y conflictos en África hasta llegar a la propia esencia del planeta Tierra; el fotógrafo realiza un viaje vital en pantalla de una sinceridad desarmante. Vida y obra se entremezcla para ofrecernos un reflexión absolutamente brillante en torno a nuestra relación entre nosotros, como seres humanos, y con el mundo. Si un título puede arrebatarle la gloria a la polaca Ida sin duda es este magnífico documental.
Ganará: Ida
Debería ganar: Ida
Molaría que ganara: La sal de la tierra