Este año en la categoría de dirección artística nos volvemos a encontrar con cuatro trabajos de época y una labor enmarcada en el género de la fantasía. Destaca la ausencia de la gran favorita de la noche, Slumdog Millionaire, lo que deja posibilidades al resto de las candidatas de este año para conseguir un premio de los que, por desgracia, es considerado por muchos como de pedrea.
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El intercambio
Dirección artística de James J. Murakami; decorados de Gary Fettis
Para recrear el look de Los Angeles durante la década de los veinte, Clint Eastwood ha vuelto a contar con James J. Murakami, tras su colaboración en Cartas desde Iwo Jima. Curtido en producciones de la HBO (ganó el Emmy por la serie Deadwood) y habitual en las películas de Tony Scott, Murakami ha tenido el acierto de contar con el decorador Gary Fettis (anteriormente nominado por El Padrino, parte III) para lograr una imagen fiel de la ciudad californiana durante los años previos a la Gran Depresión. El hecho de que sólo cuente con tres nominaciones este año merma las posibilidades de El intercambio para ganar en este apartado, a pesar de que se trate de uno de los candidatos más notables y con méritos para llevarse la estatuilla.
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El curioso caso de Benjamin Button
Dirección artística de Donald Graham Burt; decorados de Victor J. Zolfo
Donald Graham Burt es el gran favorito en esta categoría. Tras algunos trabajos menores como Mentes peligrosas, empezó a despuntar con títulos como Donnie Brasco. Más tarde se asoció con David Fincher, con quien empezó a colaborar en Zodiac, hasta conseguir con esta película su primera nominación. Apoyándose en la labor del decorador Victor J. Zolfo, ambos nos brindan un mágico repaso por casi todas las décadas del siglo XX. Destacando quizás las secuencias ambientadas en el hotel ruso y el maravilloso prólogo del reloj, Benjamin Button conjuga a la perfección la recreación de época con los detalles oníricos de un título fantástico, conformando un conjunto que desprende con certeza un halo de caballo ganador.
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El caballero oscuro
Dirección artística de Nathan Crowley; decorados de Peter Lando
A pesar de tratarse de un título de contenido fantástico, el acercamiento de Nathan Crowley al universo de Batman es de corte bastante más realista que las anteriores películas del superhéroe. De hecho se ha hablado bastante ya de un estilo que bebe de fuentes más clásicas como Heat (quizá por eso Michael Mann le ha encargado el diseño de su última película, Public Enemies). Se trata de la segunda nominación de Crowley, tras su anterior colaboración con Chris Nolan en El truco final. En esta ocasión se apoya en los decorados de un conocedor del mundo de los comics, Peter Lando, que trabajó en títulos como Electra o Las crónicas de Riddick. Aunque la ambientación de El caballero oscuro está muy conseguida, quizá no sea lo suficientemente destacable como para arrebatarle el premio al resto de candidatas de este año.
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La duquesa
Dirección artística de Michael Carlin; decorados de Rebecca Alleway
La Academia nunca desaprovecha la ocasión de nominar films históricos en esta categoría, sobre todo si hablamos de coproducciones europeas o británicas. Para reflejar el espíritu de la corte inglesa durante el siglo XVIII, el joven director londinense Saul Dibb contó con la labor de Michael Carlin, un habitual del exitoso cine inglés reciente (Escondidos en Brujas, El último rey de Escocia), consiguiendo con La duquesa su primera nominación. Sobre los decorados de Rebecca Alleway, Carlin nos sumerge en la pomposidad y extravagancia de la nobleza inglesa, tan del gusto de la Academia (que ya premiaron títulos como Shakespeare in Love o Restoration). Atentos, porque podría dar la sorpresa (en esta o en la otra categoría en la que está nominada: diseño de vestuario).
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Revolutionary Road
Dirección artística de Kristi Zea; decorados de Debra Schutt
Kristi Zea es un referente dentro de los diseñadores de producción en Hollywood. Esta mujer es responsable de títulos tan relevantes como Uno de los nuestros o El silencio de los corderos. Palabras mayores. Mujer renacentista donde las haya, también fue responsable de labores de vestuario (Silverado), dirección de segunda unidad (El dragón rojo), incluso ha producido películas tan emblemáticas como Philadelphia o Mejor… imposible (por la que fue nominada). Para reflejar el luminoso y aparentemente perfecto, aunque en el fondo opresivo y deprimente, modo de vida de la clase media-alta de los años cincuenta en esa auténtica maravilla que es Revolutionary Road, Zea contó con los decorados de Debra Schutt (Las mujeres perfectas, Lolita). De nuevo, la escasa repercusión de la película en las nominaciones le resta posibilidades, pero no méritos a una labor de ambientación impecable. Quizá no sea este el año en que veamos a Kristi Zea subir al escenario del Kodak Theatre… pero tiempo al tiempo.
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Quién debería ganar: El curioso caso de Benjamin Button
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