CRÍTICA: 'María y yo', un documental irrepetible

CRÍTICA: ‘María y yo’, un documental irrepetible

CRÍTICA: 'María y yo', un documental irrepetible

Si un Festival como el de San Sebastián le va a dedicar una sección, algo estará pasando en el documental. Un género que nunca se aprecia tanto un como cuando se aprovecha al 100% su potencial divulgativo. En María y yo no sólo se aprovecha este nivel didáctico, sino que desde el punto de vista formal se deja entrever una oportuna y certera habilidad para saber empaquetar productos audiovisuales con un resultado envidiable.

Desde que el género irrumpió en los cines, la fama del documental puro ha quedado empañada por cintas que más que una exposición de los hechos son una reinterpretación tamizada de una realidad manejando unos datos y obviando (o directamente ocultando) otros, en definitiva, una manipulación, que no invalida la obra, pero que conviene que sea consciente. Por suerte, es reconfortante a la par que gratificante encontrar aún documentales no mancillados por la ideología y los intereses que no caigan en el morbo y prefieran irse por terrenos menos arriesgados para terminar haciéndolo bien.

Maria y yo es una de esos documentales. Partiendo de la inusual base de estar adaptado de un cómic, el documental, que muestra el ajetreo diario de Miguel Gallardo, el dibujante del cómic en que se basa la cinta, y su relación con su hija María, que es autista; recorre un camino vital muy amplio, pero cronológicamente no se centra más que en un viaje que hacen padre e hija a Canarias, para visitar a su madre. La naturalidad innata al género, más la que destilan los protagonistas, hacen de este retrato un sincero reflejo de una realidad que no parece filmada, sino honestamente arrancada de los protagonistas.

Divertidas y tiernas situaciones para ilustrar un pequeño drama familiar que se muestra sin pudores, desde el nacimiento de nuestra protagonista hasta el presente más inmediato. Si a todo esto le añadimos un montaje dinámico, un grafismo limpio y una frescura que inunda todo el metraje, obtenemos una cinta divertida, amable, entretenida y que, además, nos enseña la realidad de un padre y su hija autista, la realidad de una circunstancia social que no se conoce si no es por casos cercanos. Una obra documental de las que pocas veces se encuentran. Altamente recomendable.

María y yo se estrena en cines este viernes 16 de julio