"300"(Zack Snyder, 2006): LA CRÍTICA

Esta adaptación del cómic de Frank Miller basado en la famosa batalla de las Termópilas que enfrentó en el siglo V a.C a espartanos y persas ha causado polémicas, triunfado en taquilla hasta el punto de convertirse en la película más taquillera en lo que va de año y animado a mucha gente a hacer analogías políticas con ella. Se supone que es un punto de inflexión en este tipo de cine, el peplum, pero vayamos por partes.
«300» supone una película eminentemente visual cargada de un efecto monocromático que le da un look ocre para hacerla más parecida al cómic. La preeminencia de lo visual va muchas veces en contra de lo puramente narrativo. Ni el rey Leónidas, ni Gerges rey de los persas ni ninguno de los irrealmente musculosos hombres que componen ese ejército de 300 soldados enfrentados a miles de persas importan lo más mínimo como personajes. Y no importan porque la película va directa a la acción desde el principio, después de un hiperbólico prólogo en el que vemos los padecimientos del rey cuando era pequeño para convertirse en un verdadero héroe. No importan porque son personajes unidimensionales, héroes con el prototipo de machos que se enfrentan a lo que sea con tal de defender su país. Ni siquiera la subtrama en la que la reina tiene que enfrentarse a un complot político para defender la causa bélica de su marido tiene demasiada trascendencia. Por no hablar de una banda sonora y una simbología del trigo/muerte ya mostradas en «Gladiator»(Ridley Scott, 2000) de manera más efectiva.
En donde verdaderamente triunfa la película es en su look. Cada momento espectacular está hiperbolizado gracias a la cámara lenta y hay planos espectaculares dentro de la batalla y fuera de ella (muchos de ellos, como la joven que baila para el consejo que tiene que decidir si Esparta va o no a la guerra, parecen un spot publicitario). Todo es efectista de manera intencionada, desde el erotismo de los cuerpos desnudos, a las escenas sexuales(no sólo las explícitas, hay un ofrecimiento de Gerges a Leónidas que tiene claras connotaciones eróticas dado el aspecto de reinona gay del rey persa) o las miles de flechas o estrellas que pueblan muchos fotogramas de la película. Básicamente, «300» es un videojuego filmado y bastante entretenido durante sus dos horas de duración.


Pero lo más polémico de esta cinta es que ha sido acusada de ser la única película «pro Bush» en un Hollywood de marcadas tendencias liberales. El unívoco comportamiento varonil y guerrero de los «300» se encuentra entre las teorías nietzscheanas del «Superhombre» y el fascismo más voraz. Y su defensa de la guerra como bien necesario para la libertad no puede dejar de recordarnos a la maldita Guerra de Irak y a su máximo defensor sentado en la Casa Blanca. Al mismo tiempo que se ensalza el heroismo de los protagonistas también parece criticarse su desidia por la diferencia de otros encarnada en un jorobado y traidor monstruo(sospechoso un plano cenital al final de la batalla que muestra al rey como una especie de Jesucristo en el suelo en medio de sus soldados) ¿Entretenimiento puro y duro? ¿Película de política ambigua?¿Nuevo paso en el peplum, que ya no necesita ser profundo ni multidimensional y sí un nuevo espectáculo visual?? «300» parece hacer bueno el dicho de mucho ruido y pocas nueces y, a buen seguro, a pesar del revuelo levantado, en un par de años estaremos hablando de la nueva superadaptación de un cómic mientras que esta película acumula el polvo de los justos en nuestra estantería de dvds.

VALORACIÓN:

Trailer de «300»