80 años de Oscars: "EL CAZADOR" (Michael Cimino, 1978)

Antes de arruinar a la United Artists con la megalomanía de «La puerta del cielo» y de operarse para convertirse en señora, Michael Cimino fue uno de los genios del cine americano a la altura de Scorsese o Coppola. También este último acabaría arruinando un estudio, pero como dicen en Hollywood, no es lo mismo arruinar el propio que el ajeno, y más aún si este fue creado por monstruos sagrados de la industria como Charles Chaplin o Griffith. «El cazador» no se libró de críticas y ataques desde la prensa más liberal hasta la mismísima Jane Fonda, pero acabó triunfando en los Oscars con cinco estatuíllas incluídas las de Mejor Película y Mejor Director. Fonda, empeñada en que «El regreso»(que también trataba de forma poco amable la guerra de Vietnam) ganase, acusó a la cinta de Cimino de retrato racista y poco justo con los vietnamitas. A otros simplemente les pareció tan irreal como un cuento de ogros.

La historia de tres amigos que que luchan en Vietnam era audaz a tan sólo tres años de finalizar la única guerra que ha perdido el país de las barras y estrellas. Con una estructura clásica en tres actos, la película narra las vivencias previas de esos chicos de ascendencia rusa antes de la guerra, su mala experiencia en la misma mediante crueles escenas de ruleta rusa (ese juego en el que cuenta el valor que uno tenga al ponerse una pistola en la sien), y su vida posterior, marcada perpetuamente por el conflicto bélico. Es difícil entrar en unos primeros minutos llenos de planos generales bastante impersonales y una larga secuencia de boda que se presupone retrato costumbrista de los jóvenes. Sin embargo, el talento del director se hace aparente en sutilezas como el cruce de miradas de amor entre Robert DeNiro y Meryl Streep, el vino que mancha el vestido de novia como metáfora catastrófica y en la secuencia de la caza, cargada de un minimalismo poético sobrecogedor. La parte central, a base de silencios y de tensión, convierte el juego de la ruleta en metonimia de la participación americana en la guerra. Por eso choca la última parte, en la que escenas tan acertadas como la del coche del veterano que pasa de largo ante la fiesta de despedida que le tienen preparada sus amigos, o el tremendo plano subjetivo de las decenas de tumbas de soldados, se estropean con momentos que hacen buena la teoría del racismo de la cinta, y otros de dudosa tendencia política (la entonación final del «God bless America» por parte de los personajes es, como poco, ambigua)

Sin embargo, los aciertos superan cualquier desvío de la película, que también se beneficia de contar con un plantel de jóvenes actores que se convertirían en indispensables con el paso de los años. Así, Robert DeNiro, Meryl Streep o Christopher Walken realizan una de las mejores interpretaciones de su carrera. Lo que realmente conmueve de «El cazador» es la incapacidad de su director para igualarla posteriormente, y el amargo retrato que hace sobre la amistad convertida en sentimiento de pérdida irreparable. Con guerra o sin ella, la película de Cimino habla de la pérdida de la inocencia, de entrar en un camino oscuro e irreversible que sólo deja atrás la nostalgia de los buenos momentos compartidos.
VALORACIÓN:****1/2
Trailer de la película