LA BELLEZA DEL DOLOR: 40 años sin Vivien Leigh (1913-1967)

Cuando el 7 de Julio de 1967 moría, a los 53 años, la británica Vivien Leigh, todos los teatros de su país apagaron las luces en señal de duelo. Era el respeto y el dolor por una mujer a la que el siglo XX recordaría como la indómita y caprichosa Scarlett O’Hara en «Lo que el viento se llevó», como la protagonista de la película más famosa de todos los tiempos, agarrada al puñado de la tierra roja de Tara. Sin embargo, precisamente en Gran Bretaña, siempre supieron que Leigh era mucho más que eso.

De ojos verdes que siempre conservaron un aire infantil e ingenuo; dueña de una expresividad que para sí quisieran la mayoría de las actrices, Vivien Leigh representó en pantalla la mejor máscara doliente desde Greta Garbo. Mucho más guapa que la esfinge sueca, pudo ser su sucesora natural. Ambas mujeres poseían en sus rostros la poética del sufrimiento, la belleza del dolor explotada por Hollywood en mil y un personajes (muy pocos en el caso de Leigh) que estuvieron a punto de convertirlas en auténticas mártires. En el caso de Vivien Leigh resulta curioso que estas características se repitiesen en su vida real y que su personaje más famoso no tenga nada que ver con las mismas: Escarlata sufría y padecía, y sus hermosos ojos verdes eran más hermosos aún cuando lloraba de amor por Ashley, pero su energía, ganas de comerse el mundo (o el Sur norteamericano de la Guerra Civil) y picaresca maldad poco o nada tenían que ver con el componente trágico de la belleza doliente que fueron muchos de sus personajes.


Nacida en la India en 1913, cuando el país era una colonia británica, Vivian Mary Hartley era la niña mimada de una familia bien que fue mandada a un internado de Londres con apenas 7 años. Hasta los 15 se quedó sin ver a sus padres pero recibiendo una exquisita educación y haciendo pinitos en un mundo teatral que cada vez le gustaba más. Con apenas 17 años se casó con Herbert Leigh, 12 años mayor que ella y con el que tuvo una hija llamada Suzanne. De él cogió su apellido y pasó a llamarse Vivien en lugar de Vivian. El mayor impedimento de este joven matrimonio fue su pasión por el teatro y las ganas de convertirse en una gran actriz en lugar de el bello objeto decorativo al que la podía condenar su belleza física. Fue en 1935 cuando triunfó y conoció a Laurence Olivier, y juntos hicieron obras de teatro y la película «Fuego sobre Inglaterra». En 1939 ya eran amantes y la actriz viajaba a Hollywood donde acabaría culminando su sueño de ser la actriz que diese vida a Scarlett O’Hara en «Lo que el viento se llevó»(Victor Fleming, 1939). Era una de tantas actrices que hacían la prueba para el papel más codiciado de la historia del cine pero cuenta la leyenda de Hollywood que cuando David O’Selznick la vio la noche que rodaba, aún sin actriz principal, el incendio de Atlanta, supo enseguida que ella era la heroína creada por Margaret Mitchell.

Video hecho por un fan con fotografías de la actriz