"LOS JUNCOS SALVAJES"(André Téchiné, 1994): Jóvenes confusos

Cuando se estrenó Los juncos salvajes a Techiné llegaron a compararlo con Eric Rohmer o Jean Renoir. La película, que iba a ser un telefilme, acabó convirtiéndose en un fenómeno en el país galo, ganando el César a la mejor película. La guerra de Argelia es bastante desconocida para aquellos que no la vivímos y, en cierta forma, eso podría dar lugar a un distanciamiento con el hilo argumental de este film. Sin embargo, todos entendemos la confusión política de la historia, la que afecta a unos jóvenes que viven en esa Francia rural de 1962, que se mueven entre altos ideales y un despertar sexual que muchas veces no entienden.
Un joven que empieza a advertir su homosexualidad, un atleta que sufre la muerte de su hermano en la guerra, una chica que teme al sexo tanto como a la influencia que su madre, comunista de pro, ha ejercido sobre ella, un cínico que reniega de la Argelia desocupada…Todos ellos se enfrentan al mismo dilema: la ideología frente a las relaciones humanas con chicos de su misma edad que parecen tan diferentes. Techiné elabora un discurso de la poesía de la juventud con numerosos primeros planos y unos minutos finales en los que las localizaciones (un lago en mitad de un frondoso bosque) son tan bellas como los propios protagonistas. Utiliza canciones de la época y música clásica en contadas ocasiones, otorgando una profundidad y una seriedad difíciles de encontrar en cintas que hablan de la adolescencia.
Sin embargo, son los silencios, entre tanta charla política y sexual, los que adquieren un valor especial: el de la profesora que ve alejarse el coche de un colega tras descubrir que está casado con una argelina (presumiblemente, una contrincante ideológica), el del joven argelino que descubre su atracción física por la joven comunista…Son momentos tan sinceros como los del joven que se repite a sí mismo «Maricón» delante de un espejo. La película no juzga a sus personajes, deja que veamos cuáles son sus dudas y sus miedos y nos da tiempo para que los observemos como sólo el mejor cine europeo sabe hacer. La interacción entre todos ellos demostrará que los adultos están tan confundidos como ellos a la hora de posicionarse en el conflicto bélico.
«Los juncos salvajes» podría haber sido el «Amarcord» de André Téchiné, dadas las numerosas referencias autobiográficas, pero, al contrario que en el bizarro mundo de la obra maestra de Fellini, en esta oda francesa a la juventud lo excéntrico se sustituye por lo más hermoso que se puede sentir siendo joven: la belleza del deseo.
VALORACIÓN: ****