Oscars 2007: BARDEM, LOS COEN Y EL TALENTO EUROPEO

«Esto va para toda España». Seguro que muchos de los insomnes espectadores españoles que estaban viendo la ceremonia número 80 de los Oscar se alegraron de que Javier Bardem se acordase de ellos mientras acababan con las reservas de café del país para no dormirse. Bardem ganó el Oscar al mejor actor secundario por «No es país para viejos», la mezcla de thriller, existencialismo rural, road movie y seca comedia dirigida por los hermanos Joel y Ethan Coen. Conste desde ya que el personaje de Bardem me parece demasiado unidimensional para considerarlo el mejor de su ya larga carrera, pero también es cierto que su presencia en la película es magnética. Los Coen han hecho una película que por momentos parece obra de Hitchcock, con una tensión insuperable y un inmejorable alargamiento del tiempo real en las escenas de suspense. También tengo que decir que no creo que funcione tan bien la parte más trascendente de la historia, la del policía encarnado por Tommy Lee Jones, el cual se dedica a perseguir al asesino Bardem y al pobre infeliz que ha encontrado dinero negro (Josh Brolin) y a deleitarnos con unos diálogos tan certeros y directos que son puro Coen (o lo que es lo mismo, un estilo que ofrece un humor negro, parco en palabras y muy americano). La película ganó el Oscar al mejor film de la noche y los Coen vieron recompensada su trayectoria de cineastas únicos e independientes con otra estatuilla compartida a la mejor dirección. No cabe duda de que la hazaña de Bardem será recordada durante décadas. No sólo es el primer actor español en conseguir un Oscar, sino que lo hace estando en la mejor película (según la Academia) del año, la cual ya pasa automáticamente a la historia del cine aunque sólo sea por esa nimia razón.

Respecto al resto de premios, la gran sorpresa fue el galardón a la mejor actriz de Marion Cotillard, protagonista de «La vie en rose». Hasta anoche no me di cuenta de que ésta era la misma chica que otorgaba un encanto especial a su pequeño personaje en el «Big Fish» de Tim Burton. También inesperado fue el Oscar a la mejor secundaria para Tilda Swinton. Si yo fuese miembro de la Academia esa categoría llevaría el nombre de Cate Blanchett escrito en mi sobre de votación. El Oscar a Daniel Day-Lewis estaba cantado y también en las quinielas de todo el mundo. Por otra parte, mi gran pena es el único Oscar (merecidísimo) para «Expiación» y su banda sonora creada por Dario Marianelli. Parece que la Academia ya no tiene en cuenta el peso emocional de una película o bien no han visto los ríos de lágrimas que la película de Joe Wright provoca en el respetable.

Penas aparte, es curioso que la elección de la Academia coincida tanto en los últimos años con la de los críticos. «Infiltrados»o «Million Dollar Baby» han demostrado que los años en los que ganaban películas más populares como «Braveheart» o «El señor de los anillos» quedan lejanos. Aun a expensas de las bajadas de audiencia en la ceremonia, los académicos premian filmes con grandes críticas y, en el caso de la película de los Coen, nada fáciles para el espectador medio. ¿Es esto positivo? Parece que se vuelve a premiar la calidad y, en ese sentido, no cabe duda de que lo es. No hay más que ver la gran cantidad de premiados europeos de este año para darse cuenta de que Hollywood hace lo que mejor ha sabido hacer siempre: fagocitar el talento ajeno y amoldarlo a su industria. Esperemos que el de Bardem sea aprovechado y que el «cine Oscar» siga siendo de alta calidad a pesar de películas flojas como «Michael Clayton» o la sobrevaloradísima «Juno».

Javier Bardem recoge su Oscar