"ROMEO + JULIETA"(Baz Luhrmann, 1996): 10 años después

Recuerdo bien lo que pensé el día que una prima mía llegó de visita y nos contó que acababa de ver «Romeo y Julieta» de Baz Luhrmann. Yo era un niño casi adolescente y, por tanto, público potencial de la película y, sin embargo, no podía comprender la pasión que esta despertaba en mi prima. Era marzo de 1997 y la película se acababa de estrenar en España mientras que yo estaba más preocupado por descubrir clásicos que por ver un espectáculo visual de videoclip cuyos trailers no me animaban lo suficiente como para desplazarme al cine.
Una década después, mi percepción sobre esta modernización de la famosa obra de Shakespeare ha cambiado en algunos aspectos y soy más capaz de reconocer el gigantesco riesgo que supuso hacer una película así. El lenguaje del bardo sigue estando diálogo tras diálogo en toda la película mientras que ésta cambia espadas por pistolas y caballos por coches desgastados dentro de uno de los diseños de producción más barrocos y espectaculares que se hayan visto en el cine de las últimas décadas. Sin embargo, ese diálogo es a veces ininteligible y no siempre se adapta bien a la puesta en escena. La cámara caótica muchas veces da secuencias incoherentes, como aquella en la que los dos protagonistas intentan besarse a escondidas de la madre tras conocerse en la fiesta. Otro punto en contra son las histriónicas representaciones, con un sentido del humor que no siempre logra conectar con el espectador.


Sin embargo hay que reconocerle los logros a Luhrmann y éstos se sitúan siempre por encima del riesgo acometido. El inicio con una presentadora de informativos nos da ya una idea del marco y el enfoque moderno que posee la película y, tras ese prólogo, nada mejor que presentar a Montescos y Capuletos como si de un spaguetti western de Sergio Leone se tratase. Cuando la euforia pop que destila cada plano de la película se calma hay pura poesía acompañada de éxitos punk pero también del Liebestud de Wagner o de la bellísima y operística música original compuesta por Craig Armstrong. El acuario en el que se miran los dos protagonistas al conocerse supone una sabia utilización del primer plano (por contra es muy gratuito en otros tramos del film) y una inteligente explotación de la belleza pueril y desbordante de Leonardo DiCaprio y Claire Danes. Ambos actores interpretan sus personajes sin pretensiones y su naturalismo es por tanto muy efectivo. Vulnerable, rabioso y con buenos registros dramáticos, Leo DiCaprio comenzó a germinar ese fenómeno noventero llamado «Leomanía» que culminaría con su protagonismo en la película del famoso barco, pero también ganó el Oso de Plata al mejor actor en el Festival de Berlín con tan sólo 21 años. Por su parte, Claire Danes tiene aquí el papel de su vida, ese que jamás ha vuelto a superar, con una mirada de potencia desgarradora y deslumbrante.


Videoclip frívolo, elegíaco y poco profundo, exageradamente barroco y espectacular, mareante y deslumbrante, este «Romeo y Julieta» muestra que los riesgos en el cine merecen la pena. Claro que eso no la salva de sus defectos ni la hace superar el mejor «Romeo y Julieta» moderno de la historia del cine: «West Side Story».

VALORACIÓN:

Trailer hecho por un fan de la película