Un reportero de guerra, convertido en el Jason Bourne de la política exterior de EEUU

«Mis amigos dicen que en este documental parezco un Jason Bourne intelectual», dice entre risas Jeremy Scahill, el hombre detrás de Guerras Sucias (Dirty Wars), que sigue sus investigaciones como reportero de guerra, y que se estrena en los cines españoles este próximo viernes. La cinta, a su vez, es una adaptación de sus dos libros, uno con el mismo nombre (Guerras sucias. El mundo como campo de batalla, Paidós, 2013) y el bestseller Blackwater. El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo (Paidós, 2008), sobre la política de guerra de Estados Unidos en el exterior.

«Lo que intentamos hacer en el documental es coger un género que resultase familiar para la audiencia para así engancharlos e introducir una serie de historias serias. Queríamos que fuese accesible para todo el mundo, aunque normalmente no presten atención a estos temas, y por eso tiene la estructura que tiene», explica.

La película profundiza en las operaciones encubiertas que el gobierno estadounidense lleva a cabo en numerosos países como Yemen o Paquistán, operaciones que en numerosas ocasiones se saldan con víctimas inocentes. «Cuando Estados Unidos hace esos bombardeos con drones en Yemen o Paquistán, y las víctimas son varones que están en edad de poder alistarse en el ejército, incluso aunque no saben quienes son los declaran terroristas. Según ellos no han matado nunca civiles porque todos son terroristas. Es una guerra preventiva, como en Minority Report«.

«Cuando ves a alguien justificar asesinatos como el de una mujer te preguntas: ¿Qué está pasando en el cerebro de esta persona? ¿Qué está pasando para que piense que los Estados Unidos no hace nada malo? Todo puede ser justificado en el nombre del antiterrorismo. Es escalofriante«, reflexiona Scahill sobre la justificación por parte de altos mandos militares del ejército estadounidense de este tipo de operaciones.

En Guerras Sucias (Dirty Wars), Scahill saca a relucir los trapos sucios de un ejército que parece no tener fronteras y para ello asume riesgos sabiendo que puede haber represalias. «Creo que los periodistas que hacemos este tipo de trabajo asumimos riesgos, lo que más me preocupa es proteger a mis informantes porque la NSA, espía los ordenadores de los periodistas para saber cuáles son nuestras fuentes dentro del Gobierno».

«Tengo amigos periodistas que han sido asesinados o secuestrados, hay una guerra contra los periodistas que están llevando a cabo muchos gobiernos y creo que todos los periodistas tenemos la obligación de unirnos cuando cualquiera está bajo ataque. Ahora hay un periodista español que ha sido secuestrado en Siria y en Estados Unidos apenas hay cobertura sobre ello, pero si un periodista blanco americano es detenido durante 15 minutos ya es noticia. Pienso que esto está mal, todos debemos tener solidaridad con nuestros compañeros».

Jeremy Scahill cree que este documental era necesario en este preciso momento ya que, de no ser así, no lo hubiesen realizado. «Vivimos en una época de deshonestidad universal, los medios de comunicación sirven los intereses de las grandes empresas no los del pueblo. Son agentes de propaganda para los gobiernos. En este documental intentamos poner un rostro humano a las víctimas de la guerra y revelar al público secretos que el Gobierno no quiere que se sepan. Desafortunadamente hemos tenido que hacerlo a través de un documental, pero son temas que deberían aparecer en los telediarios todos los días».

«La mayoría de las cartas que me denuncian son de liberales que apoyan a Barack Obama, parecen miembros de una secta. Creen que, de alguna forma, hay diferencias entre los bombardeos de los drones mandados por un repúblicano y los mandados por un demócrata, es la mayor deshonestidad intelectual que existe. Y por eso queríamos hacer este documental durante el mandato del señor ganador del Premio Nobel de la Paz«.

Scahill muestra su indignación hacia la política exterior que el gobierno de Barack Obama realiza en estos países y asegura que «tus principios se ponen a prueba cuando alguien a quién apoyas es quien está en el poder». «Me encantaría jugar al baloncesto con Obama, seguro que es un padre estupendo pero como periodista me importa más como trata a los niños en Afganistán, Paquistán y Yemen que lo que hace con sus propias hijas».

Guerras sucias (Dirty Wars) se estrena en España el viernes 18 de octubre.