Parece difícil creer que todavía haya enfoques, historias y tonos que abordar entorno al Holocausto. Pero el caso es que las hay, y no pocos. Phoenix, de Christian Petzold, narra el regreso de entre los muertos de una cantante judía delatada por su marido. Con el rostro irreconocible, cuando se reencuentran no sólo él no la reconoce sino que le hace pasar por su esposa fallecida para hacerse con su herencia.
El recuerdo del Vértigo de Hitchcock recorre la cinta, pero también otras situaciones extraídas de las cintas maestro como El hombre que sabía demasiado. El ritmo, en cambio, es mucho más pausado, como la canción ‘Speak Low’, el ‘leitmotiv’ de la película, permitiendo que por las brechas que se abren en el thriller afloren momentos de gran melodrama, con el sosegado retrato de una mujer vencida por la barbarie de los campos, la pérdida de su familia, la sospecha cierta de que fue el amor de su vida quien reveló su escondite y, pese a todo, incapaz de dejarle atrás.
Nina Hoss compone este personaje con la compleja fragilidad que requiere el personaje pero también con la sofisticación de las estrellas del cine clásico. Porque hay mucho del cine de la posguerra en Phoenix, con esos decorados de cartón piedra que pretenden representar la realidad más que reproducirla. Es, en fin, una cinta delicada que disfrutarán mejor aquellos a los que les gusten los platos cocinados a fuego lento.
La segunda propuesta del día llegaba de Corea del Sur, Shim Sung-Bo, coguionista de la icónica Memories of Murder estrena en el Zinemaldia su ópera prima como director bajo el auspicio del realizador estrella Bong Joon-ho ejerciendo de productor ejecutivo y co-guionista. Haemoo es la historia de una tripulación de barco pesquero al borde de la quiebra que encuentran en el transporte de inmigrantes la última oportunidad de sobrevivir al paso del tiempo; una cinta de aparente corte social pero que, como toda propuesta coreana no tiene ningún pudor en alternar diferentes géneros y enfoques con un brío tras la cámara que conforma una sólida propuesta más que solvente para una ópera prima con un epílogo que quizá hubiera sido más conveniente eliminar ya que deja un sabor de boca al espectador bastante contrariado al resto del metraje. En cualquier caso, una cinta muy estimable de la sección oficial.
Completa el trío diario de películas a concurso Casanova Variations, una cinta que merodea sobre el mito del seductor mediante un juego de espejos entre una representación operística con temas de Mozart y Lorenzo de Ponte y la reconstrucción de los últimos días del donjuán. John Malkovich es el nexo de unión entre ambos planos y, efectivamente, su presencia da fuste en buena parte al film. La idea funciona a ratos, sobre todo cuando el guión encuentra la vía para sofisticar el juego entre realidad y representación como por ejemplo el momento en que los espectadores creen que el actor ha sufrido un ataque en escena o cuando una admiradora confiesa a Malkokvich cuánto le perturba sexualmente hablando desde que vio Las amistades peligrosas.
Fernando de Luis-Orueta / Pablo López