‘La caja’: México quiere ser China

'La caja'
Huesos y miseria
La película de Lorenzo Vigas, que impresionó en el Festival de Venecia, es una de las propuestas más impactantes del año
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Impactante

Horizontes Latinos ha recuperado La caja, una de las películas que se fue injustamente con las manos vacías del pasado Festival de Venecia, quizá porque su director, el venezolano Lorenzo Vigas, ya obtuvo el máximo galardón con Desde allá en 2015 y que se convirtió en la primera cinta en español con esta distinción. Aunque cuenta con todos los elementos para triunfar en cualquier festival.

Drama descarnado en el Norte de México, aunque esta vez no está ligado a la emigración, sino a la chinificación de la economía, que en esta zona se traduce en grandes fábricas que explotan a sus trabajadores, especialmente las mujeres, al nivel del gigante asiático. Por si fuera poco, en la zona no paran de aparecer fosas comunes de personas desaparecidas.

Hasta allí viaja desde Ciudad de México Hatzin, un adolescente que vive con su abuela, al que han avisado que los huesos de su padre han sido encontrados. Cuando ya los tiene en la mano (en una caja metálica) se cruza con un hombre exactamente igual a él.

A partir de este planteamiento Vigas, afincando en México, trenza una propuesta en la que el análisis social, político y personal (la ausencia del padre en un continente repleto de huérfanos) están al mismo nivel y reclaman la atención del espectador sin descanso.

La caja es, además, un duelo actoral impactante entre el jovencísimo Hatzing Navarrete y Hernán Mendoza que protagonizan un buen número de secuencias sin apenas diálogo, lo que viene a demostrar una vez más que el buen cine le bastan las imágenes para contarse y que México es ahora quizá el rincón del mundo con más y mejores historias para la gran pantalla.