‘Maixabel’: lo personal y lo político en la reconciliación del País Vasco

“¿Celebraste el atentado?”, “¿Tú te has perdonado?”. Se han escuchado preguntas en el Kursaal que probablemente nunca se habían dicho ante tantas personas en Euskadi. Esto es lo que propone Maixabel, la película de Iciar Bollaín que concursa en el Zinemaldia, y el personaje en el que está inspirado, Maixabel Lasa, la viuda del político socialista Juan Mari Jauregui, asesinado por la banda en el año 2000.

Ella ensanchó desde las asociaciones el concepto de víctima del terrorismo, incluyendo, por ejemplo, a las de los GAL y fue de las primeras que aceptó reunirse con los asesinos de su marido, un gesto tan doloroso como sanador una vez que ETA se disolvió.

A los atentados, los entierros, las intimidaciones, las manifestaciones a favor y en contra de la banda hemos asistido casi en directo desde cualquier rincón de España, el proceso de reconciliación, sin embargo, se está produciendo con pequeños gestos en la más estricta intimidad. Por eso la película de Bollaín es un paso importante en este camino hacia la verdadera paz, porque la ficción no se había atrevido a imaginar una reconciliación tan explícita. Sí lo hizo el documental, por ejemplo, Zubiak (2019), con los mismos protagonistas.

Blanca Portillo se enfunda las canas y el sentido común de Maixabel Lasa y logra la emoción constante del espectador. En el otro lado, Luis Tosar interpreta a uno de los asesinos de su marido, lo mismo que Urko Olazabal, que aún tiene un personaje mucho más rico en contradicciones que el gallego.

La cinta, con guion de Bollaín e Isa Campo, quizá peque de discursiva, pero es que quiere y debe decir demasiadas cosas que nunca habían sido pronunciadas. Como en Te doy mis ojos, Bollaín mira de frente y con documentación al verdugo para tratar de descubrir sus motivaciones. Sin equidistancia, pero también sin miedo, nos descubre la incomprensión, miedo, ley del silencio, culpabilidad, sensación de engaño que persiste en cada familia implicada. Quizá sin entender nada de eso será imposible consolidar los siguientes pasos, porque en este tipo de momentos lo personal es más político que nunca.