‘Pornomelancolía’: mucho ruido y pocas nueces

'Pornomelancolía'
Difusa
Manuel Abramovich cumple con el porno pero falla en la melancolía
2

Sparta no es la única película de la sección oficial de San Sebastián que llega precedida por la polémica. El protagonista de Pornomelancolía, Lalo Santos, publicó hace pocas fechas en Twitter su queja de que el director Manuel Abramovich se había aprovechado de un momento de debilidad para rodar la película.

La historia de Pornomelancolía es la suya por lo que la cinta viene a ser una especie de autoficción: un hombre que hace porno desde su móvil y poco a poco se convierte en su medio de vida. Lo cierto es que el tema ha cobrado cierta relevancia de un tiempo a esta parte por el auge de plataformas que permiten comercializar grabaciones eróticas caseras, realizadas solos o en compañía de otros.

La intención de Abramovich está clara: mostrarnos cómo este proceso de exposición pública de una esfera íntima afecta al ánimo del protagonista. Y, en efecto, la película no escatima casi nada de la parte porno: vemos sesiones caseras de fotos, timelines de Twitter, chats, ofertas privadas… También hay un par de momentos en que se nos presenta a un personaje melancólico, y debemos concluir que una cosa tiene que ver con la otra. Pero falta trabazón.

La cinta presenta además dos o tres conversaciones con otros actores con los que comparte un rodaje, digamos, profesional en las que se apuntan temas como las enfermedades, el cansancio o la edad. Conforme, quedan consignadas, pero nunca profundiza en cómo vive esos temas el protagonista.

Es una pena que habiendo accedido a una esfera tan íntima, sólo logre mostrarnos lo físico mientras que nos sigue privando de lo espiritual.