Anoche la Academia de Cine de Hollywood albergó la ceremonia de los Premios de los Gobernadores, que engloba la entrega de los Oscar Honoríficos y el premio humanitario Jean Hearsholt. Este año han saldado así la deuda histórica con una de las actrices más míticas de la edad dorada de Hollywood, Maureen O’Hara, que ni siquiera llegó a ser nunca nominada.
O’Hara llegó a Hollywood en 1939 para debutar en el cine con Charles Laughton en Esmeralda la zíngara. Entre sus grandes películas se encuentran El cisne negro, Simbad el marino, Esta tierra es mía, Milagro en la calle 34, Nuestro hombre en La Habana y sobre todo El hombre tranquilo, junto a John Wayne y bajo las órdenes de John Ford, con quién le unía una amistad llena de desencuentros. Él también la dirigió entre otras en Qué verde era mi valle y Río Grande.
El artista, director, productor y escritor japonés Hayao Miyazaki ha estado tres veces nominado en los Oscar en la categoría de mejor largometraje de animación, un galardón que obtuvo por El viaje de Chihiro. Sus películas, caracterizadas por su gran belleza formal y sus historias llenas de ternura y fantasía, incluyen El castillo ambulante, La princesa Mononoke, Ponyo en el acantilado y El viento se levanta. También es fundador del prestigioso estudio tokiota de anime Ghibli.
El novelista y guionista francés Jean-Claude Carrière recibió su primera nominación al Oscar con su primer trabajo en cine, el cortometraje Feliz aniversario, de Pierre Étaix, en 1962, y dos más gracias a su estrecha colaboración de 20 años con Luis Buñuel, por El discreto encanto de la burguesía y Ese oscuro objeto de deseo. Carrière también es guionista de El tambor de hojalata de Volker Schlöndorff, Dantonde Andrzej Wajda y La insoportable levedad del ser, de Philip Kaufman, por la que fue nominado por cuarta vez.
Por último, el actor, productor y cantante Harry Belafonte, nacido en Harlem, Nueva York, y protagonista de películas como Carmen Jones o El diablo, el mundo y la carne, destacó también por su implicación en la lucha a favor de los derechos civiles y contra el racismo. Desde 1987 es embajador de buena voluntad de Unicef y trabaja a favor de la infancia, la educación, contra el hambre y en la lucha contra el sida.