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¿Es Horner prisionero de su música?

James Horner es para la música como el Mozart travieso de Amadeus. Su talento es irreprobable pero su falta de escrúpulos para autoplagiarse ha germinado una interesantísima polémica entre los aficionados. Su último trabajo, El niño del pijama a rayas, es un auténtico reto para el aficionado. Sin duda, estamos ante una efectivo trabajo pero que no oculta sus fuentes musicales de otras películas del autor. Un auténtico duelo entre la dignidad creativa y la belleza musical.

2009-04-18-eshornerBasada en el best-seller de John Boyle, El niño del pijamas de rayas, dirigida por Mark Herman, cuenta la inocente relación entre dos niños, uno hijo de nazis y otro judío, encerrado en el campo de concentración de Auschwitz. Este durísimo relato no cosechó el éxito que esperaba con un material tan jugoso. Quizás la falta de rostros conocidos y su mala promoción han tenido que ver mucho con el resultado.  De James Horner poco hay que decir. Un excelente compositor que nos ha dado muchos de los mejores trabajos para la ficción en los años ochenta y noventa.  Nominado nueve veces al Oscar por composiciones como Aliens (1986), Braveheart (1995) o Una mente maravillosa (2001) se lo llevó por su famosísima (y excelente) partitura de Titanic (1997). Su decadencia en este milenio ha sido debida a su pasividad a la hora de encarar ciertos trabajos. Una indolencia que con el surgimiento de frecos y magníficos compositores nuevos al final le ha pasado una gran factura de cara a conseguir buenos proyectos. El año pasado nos sorprendió gratamente en Las crónicas de Spiderwick con una deslumbrante composición que homenajeaba los sonidos de las películas fantásticas de los ochenta.

También del año pasado es El niño del pijama de rayas.  Al parecer fue el mismo compositor quien, quizás por intereses personales (es judío), convenció al director para poner música a la película. El fruto es un sentido e inteligente score, bastante etéreo y sumamente efectivo que emplea el piano y suaves sintetizadores como la base instrumental para las melodías. Una sugerente partitura no apta para inquietos, pues requiere mucha concentración ya que estamos ante un sigiloso y sutil desencuentro de notas a piano, ahogados violines y momentos de belleza estrangulada. Es incuestionable la vis que tiene Horner para saber captar el tono de las escenas y dirigir la música hacia el sentido exacto de las imágenes. En esto la verdad es que hay pocos como él. En general, el desasosiego y la humanidad se hacen evidentes a lo largo del compacto.

El disco empieza con una bonita melodía a piano titulada ‘Boys playing airplanes’, una versión de su propio tema ‘The letter de Swing Kids’ (1986), de temática parecida, y que va como el guante también en este fime para recrear la fusión de costumbrismo e inocencia. Y precisamente el piano es la herramienta base para mostrar el misterio y la fascinación de Bruno, el protagonista, cuando se adentra en el bosque (‘Exploring the Forest’), con una instrumentación parecida a la que utilizaba el compositor para evocar la inteligencia matemática de John Nash en Una mente maravillosa. Y muy al estilo de este sorprende la gran belleza del tema ‘An Odd Discovery Beyond the Trees’ aportando un toque irreal a las imágenes. Justo al igual que hace también en Las crónicas de Spiderwick, resuelve la partituras con dos temas con los que enseña sus cartas musicales aportando una mayor tensión e impacto emocional.

En general, estamos ante una fina partitura que cumple muy bien su cometido pero que destapa dos problemas importantes. Pese a su estructura conservadora y su cantidad de bellos momentos la verdad es que me deja bastante fría esta composición. Horner compone unas melodías instrumentalmente con muchos giros pero bastante sencillas en el fondo. Su escucha se aleja bastante de ser memorable incluso para sus fans más incondicionales. Por otro lado, está la ya consabida polémica de siempre: su autoplagio, que ha mutilado en gran parte su prestigio. Sin ningún tipo de prejuicios, Horner, cual flautista de Hamelín, tiene por costumbre (cada vez más) versionar temas de sus anteriores películas y adaptarlos a las nuevas. Este espanto es en el que muchos compositores recaen, quizás por reiteración estilística, pero Horner lo hace demasiado evidente. Algunos fans se lo perdonan porque no ven mal que versione muchos de sus buenos temas y que además sirven estupendamente para la película. Otros moralmente no pueden aceptar la desvirtuación de obras originales en favor de nuevas. Yo personalmente no puedo posicionarme. Me parece muy reprobable que Horner se entregue al autoplagio, más que nada porque al primero que le ha hecho daño es a él y porque le hace un flaco favor a la música. Por otro, pienso que es una delicia que recupere ciertas sintonías y las complete al servicio de una nueva perspectiva. En definitiva, diré que algunas veces me ha compensado (Las crónicas de Spiderwick cuyo tema es de Casper) y la gran mayoría entiendo que es un despropósito. En El niño del pijama de rayas, pese a estar frente a un efectivo e inteligente score, se me queda bastante lejos en la memoria musical.

2notitas
Compositor: James Horner
Sello: Hollywood Records
Año: 2008
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