‘El arca rusa’, la ambiciosa virguería de Sokurov

A Contracorriente recupera uno de los grandes prodigios del cine ruso reciente: El arca rusa, el artefacto cinematográfico grabado en plano secuencia por Aleksandr Sokurov en el Museo Hermitage de San Petersburgo, llega en una elegante edición a la altura de la obra.

La película se presenta en formato 1.78:1 con pistas de audio en calidad DTS-HD Master Audio 5.1 tanto en su versión original en ruso como doblada al castellano; y en DTS-HD Master Audio 2.0 también para la versión original. Además, incluye pista de subtítulos en castellano para la película y el contenido extra.

Los contenidos adicionales comienzan con el tráiler de la película, elaborado por la editora, aunque el contenido extra protagonista de la edición es el documental ‘En un suspiro’, de alrededor de cuarenta y cinco minutos dirigido por Knut Elstermann, una interesantísima pieza que repasa el complejo proceso de producción de esta película partiendo de la idea de la aparente sencillez de rodar en vídeo un plano único de noventa minutos. Nada más lejos de la realidad: cuatro años de preparación y un solo día de rodaje para una de las cintas más ambicionas y experimentales de la historia del cine reciente. 

Este documental da prueba de ello entrevistando a todos sus responsables de equipo que exponen todos los retos a los que se enfrentaban en una película tan ambiciosa a nivel artístico y formal. A todo esto, se sumaba el hecho de estar rodada en el Museo Hermitage, un edificio estatal con disponibilidad muy limitada y que añadía una capa adicional de dificultad a un rodaje ya de por si complicado. El resultado de la mente brillante de Aleksandr Sokurov es uno de los títulos más remarcables de la cinematografía rusa en el nuevo siglo.

El apartado de Otros títulos incluye avances de tres cintas igualmente relacionadas con el arte y editadas por la misma compañía: La bella mentirosa, de Jacques Rivette; Los últimos años del artista: Afterimage y Pintores y Reyes del Prado.

La película se presenta en una caja de plástico blanco, a juego con el diseño de la carátula, que se presenta cubierta por una elegante funda de cartón que homogeneiza con el grueso de ediciones de A Contracorriente.