GOYATLÓN 2010: Dirección artística

Dos películas ambientadas en una lúgubre posguerra (Balada triste de trompeta y Pa negre), una cinta histórica (Lope) y un agridulce retrato contemporáneo (Biutiful) compiten en esta categoría que premia la dirección artística, término que engloba tanto las localizaciones como los decorados o el aspecto visual general de la película. Es decir, todos aquellos aspectos (exceptuando el vestuario) que dotan a una película de entidad estética propia. Ninguno de los finalistas cuenta con un largo historial en los Goya, aunque entre ellos sí hay una oscarizada (Brigitte Broch) y uno de los nombres más sólidos del cine español (Ana Alvargonzález).

Edou Hydalgo por Balada triste de trompeta

Con Balada triste de trompeta, Álex de la Iglesia regresa al expresionismo tétrico que le dio a conocer al gran público y que formaba una parte esencial del atractivo de Acción Mutante y de El día de la bestia. Su última película se desarrolla en una posguerra nocturna y desalmada, a hombros de unos personajes canallas que en su aspecto encierran todas las grotescas contradicciones de su forma de vida. Iluminando el mundo del circo y de los espectáculos de poca monta con una luz siniestra y cruda, la dirección artística de la película explota esta dualidad y subraya lo lúgubre y lo sórdido de lugares teóricamente destinados al entretenimiento. En cuanto farsa o esperpento, Balada triste de trompeta no escatima en recursos visuales que acentúen lo patético y lo violento, lo histriónico y lo decadente, el humor y la desesperación. Para ello, ha contado, al frente de la dirección artística, con Eduardo Hidalgo hijo, que ya trabajó como director artístico de De la Iglesia en Plutón BRB Nero y que ha desempeñado esta misma labor en películas tan ambiciosas como Camarón, Trece Rosas, Flamenco y Los Fantasmas de Goya. Posiblemente, su labor para Balada triste de trompeta es el trabajo más creativo de su carrera y, también, el más llamativo y original del año, por lo que es más que posible (y justo) que finalmente se haga con el Goya.

Brigitte Broch por Biutiful

Para su más reciente largometraje, Iñárritu ha contado con un nombre de prestigio en el mundo de la dirección artística: Brigitte Broch, que ha colaborado con él en sus anteriores largometrajes  y que ha sido nominada al Oscar en dos ocasiones, ambas de la mano de Baz Luhrman: por Romeo y Julieta (1996) y por la -visualmente- deslumbrante Moulin Rouge (2001), gracias a la que se llevó a casa la estatuilla más deseada del mundo. Para Biutiful, una película que, como es habitual en Iñárritu, aspira a un aspecto creíble y muy estilizado (algo entre realismo sucio,  cinema vérité, Mi cámara y yo y  un videoclip de la MTV), Brigitte Broch ha sacado todo el partido posible de una fascinante Barcelona que caracteriza como colorista, oscura y caótica, una especie de México D.F. en versión light. No hay grandes alardes creativos, pero sí una enome efectividad a la hora de subrayar los elementos más apocalípticos de la ciudad y dotar de luz y colorismo –exquisitos, por otro lado- a los bajos fondos barceloneses. El resultado es cotidiano, veraz y visualmente atractivo: nada nuevo, quizás, pero sí apropiado para la historia mesiánica y contemporánea que Iñárritu quería contar.

César Macarrón por Lope

César Macarrón ganó el Goya por La gran Aventura de Mortadelo y Filemón en 2003 y fue nominado por Intacto en 2001. Lope es, después de El espinazo del diablo, su segunda incursión en el cine histórico. El desafío era notable: recrear el Siglo de Oro español sin los derroches presupuestarios de otras producciones (véase Alatriste) constituía un verdadero tour de force que el equipo dirigido por César Macarrón ha solucionado con talento. Huyendo de los grandes espacios que podían comprometer las posibilidades del film, la dirección artística de la película se ha basado en espacios pequeños cuidadosamente caracterizados y estratégicamente iluminados. Los contrastes lumínicos y la luz dorada que inunda la película encajan a la perfección con estos decorados basados en tonos neutros, más evocadores que precisos.  Los exteriores, más acordes con el espíritu de una película de espadachines, se basan en escenas urbanas de planos no muy abiertos en los que la masa de gente a veces deja entrever un arco, un muro o el umbral de un palacio. En los espacios abiertos, César Macarrón ha optado por la reconstrucción digital (especialmente eficaz en las escenas que se desarrollan en el tejado de la casa de Lope) y por localizaciones meramente eficientes (el bosque y los campos donde transcurren algunas de las escenas a caballo). En resumen, Lope es un trabajo que acomoda las exigencias de una película de época con las posibilidades de una cinta ciertamente distanciada de la magnificencia propia de una superproducción.

Ana Alvargonzález por Pa negre

Hablar de Ana Alvargonzález es hablar de una de las directoras artísticas más veteranas del cine español, que recibe con ésta su tercera nominación al Goya. Anteriormente estuvo nominada por el vestuario de La noche oscura (1989), la espléndida película de Carlos Saura sobre San Juan de la Cruz y, en 1996, ya como directora artística de La Celestina, de Gerardo Vera. Ahora, de la mano de una de las películas del año, Ana Alvargonzález ha firmado un trabajo de una profesionalidad impecable que subraya algunos de los aspectos más fascinantes del imaginario de Agustí Villaronga. Como una película que trata, fundamentalmente, de un lugar y una época, las localizaciones y la ambientación de Pa Negre juegan un papel esencial en la trama y en los personajes. Los personajes de la película se mueven en un pueblo en ruinas rodeado por un bosque casi gótico cuyos claros y grutas esconden secretos que, ante la mirada del niño protagonista, se convierten en terroríficos fantasmas. Por ello, el aspecto visual de la película es tenebroso y violento. Algunos de los escenarios son de un auténtico virtuosismo; así ocurre con la casa del Alcalde, con la cueva y con la cárcel, compuestos de un modo magistral y, sin embargo, atenuados por una dirección de fotografía más convencional de lo que nos gustaría. A pesar de todo, Pa Negre es una de las películas visualmente más atractivas del año, y a Ana Alvargonzález  se debe gran parte de la magia de esta historia oscura y cruel, mágica y verdadera, fabulosa y escalofriante.

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