El realismo domina este año la categoría de dirección artística mediante trabajos tan importantes como la espectacularidad de Lo imposible, la austeridad barroca de Grupo 7 y el esteticismo de El artista y la modelo. La otra competidora, Blancanieves, presenta una creación más personal, y anuncia una difícil competición por un premio que no tiene ganador rotundo.
Alain Bainée por Blancanieves |
No cabe duda de que Blancanieves es una de las películas más llamativas del año en esta categoría. Su particular recreación de una belle époque a medio camino entre el cuplé, el mundo taurino y el universo gótico de los cuentos tradicionales posee una fuerza visual innegable que se queda en la retina del espectador y que resulta inmediatamente reconocible. Su responsable principal es el director artístico Alain Bainée, que cuenta con una amplia trayectoria en el cine nacional e internacional (Vicky Cristina Barcelona) y que ya fue nominado por su estupendo trabajo kitsch para Kika (1993). Es posible que Blancanieves sea su proyecto más ambicioso y creativo, tanto por las dificultades de rodar en blanco y negro como por el singular eclecticismo estético de la película de Pablo Berger. Bainée sale airoso del desafío y consigue transformar un cortijo andaluz en un lugar tan misterioso como el castillo de la madrastra que imaginó Disney, con espacios interminables que reflejan la mirada infantil de la protagonista. El contraste entre las distintas plazas de toros (desde la Maestranza sevillana hasta las plazas de pueblos), el expresionismo con que caracteriza los espacios asociados a los enanos toreros, y el encanto romántico y art déco de las estancias donde se desarrolla la infancia de Blancanieves son razones muy válidas para creer que Bainée es un firme candidato al premio. |
Pilar Revuelta por El artista y la modelo |
Después de ganar el Oscar en 2007 por El laberinto del fauno, Pilar Revuelta vuelve al terreno nacional para enfrentarse a una visión muy distinta del mismo periodo, los turbulentos años cuarenta marcados por conflictos bélicos. El artista y la modelo presenta una revisión crepuscular del tema de la inspiración creativa y lo hace en un delicado blanco y negro que dificulta la dirección artística. Sin embargo, la mayor responsabilidad de Revuelta recae en la tarea de crear un espacio planteado como un oasis apartado del mundo donde transcurre la mayor parte del metraje de la película. En ese sentido, Pilar Revuelta da lo mejor de sí en la caracterización del taller del escultor protagonista, un espacio luminoso y caótico que refleja el paso del tiempo y el peculiar desorden de la creación plástica. El resultado es un conjunto de estancias muy expresivas, que reaccionan a los cambios de iluminación y a las distintas atmósferas emocionales de la narración. También las localizaciones naturales, indisimuladamente bucólicas e idealizadas, refuerzan la identidad estética de un trabajo que sólo flaquea en los escenarios urbanos, más acartonados de lo recomendable. El artista y la modelo es un trabajo de enorme calidad y sutileza que, sin embargo, puede verse arrinconado ante la creatividad de Blancanieves y el despliegue realista de Grupo 7 y Lo imposible. |
Eugenio Caballero por Lo imposible |
Su enorme magnitud y ambición, poco habitual en las producciones nacionales, convierten a Lo imposible en una de las favoritas, también en el terreno de la dirección artística. Eugenio Caballero (que compartió con Pilar Revuelta el Oscar por El laberinto del fauno) se enfrentaba a un reto: recrear de manera creíble unos escenarios que el espectador recuerda perfectamente. La tragedia del tsunami del sudeste asiático en las Navidades de 2004 fue una de las catástrofes más televisadas de los últimos años, por lo que la creación de los espacios tenía que ser fiel y realista; de otro modo, la implicación emocional del espectador no llegaría a buen puerto. Resulta paradójico que una película titulada Lo imposible esté dominada por la idea de lo real, pero resulta obvio que la veracidad es uno de sus ingredientes esenciales. El trabajo de Caballero se refleja en una naturaleza selvática y desatada, pero también en angustiosos edificios devastados, hospitales abarrotados, quirófanos insalubres y habitaciones en ruinas que incrementan la tensión psicológica. El cromatismo inconfundible del sudeste asiático está presente en una película rodada en parte en escenarios reales, y donde el mérito no reside tanto en los alardes creativos como en la vocación documental y en la extraordinaria complejidad que implica una superproducción de este tipo. |
Pepe Domínguez por Grupo 7 |
Pepe Domínguez comenzó su carrera cinematográfica en fechas relativamente recientes, en 2005. Sin embargo, este año recibe su primera nominación al Goya por su excelente trabajo en Grupo 7, una película cuyo mayor reto es mostrar la ciudad de Sevilla durante los primeros años noventa. Comentábamos en nuestro análisis de la categoría de mejor vestuario que dos décadas son un tiempo prudencial para volver la mirada al pasado y recuperar la estética del momento con la objetividad necesaria. En ese sentido, el trabajo de Domínguez brilla por su vocación realista y cotidiana de los espacios donde transcurre la vida diaria de los personajes: la comisaría, el bar de la esquina, la casa de los protagonistas y, sobre todo, las barriadas donde tienen lugar algunas de las escenas más violentas de la película, recreadas con exactitud y un innegable pulso estético. Grupo 7 es una producción compleja, barroca, que muestra el lado más sórdido de la jungla urbana de un modo descarnado y cercano y, por momentos, tremendista. En ese sentido, su dirección artística es enormemente certera y meritoria, y una más que digna competidora en esta categoría. |
Ganará: Blancanieves
Debería ganar: Lo imposible