Estamos ante una de las categorías más potentes de este año por calidad de interpretaciones, pero que parte con dos claras actrices favoritas frente a dos trabajos menos reconocidos. Maribel Verdú, ganadora del Premio Forqué por este papel, se enfrenta a Naomi Watts, ganadora ayer de la Medalla del CEC y candidata al Oscar por este mismo papel. Más desfavorecidos frente al premio están los trabajos de Aida Folch en El artista y la modelo y de Penélope Cruz en Volver a nacer. ¿División de votos en favor de una película que de la sorpresa? La respuesta, el próximo domingo. Mientras, repasemos sus trabajos.
Maribel Verdú por Blancanieves |
Fernando de Luis-Orueta Tras años de ser la chica guapa del cine español, Maribel Verdú tuvo la inteligencia, y sobre todo el talento, de reinventarse como una actriz dúctil y sensible, capaz de incorporar personajes tan opuestos entre sí como el de una burguesa de provincias en los albores del régimen Franquista, a la dueña de un billar de barrio o, como es este caso, un personaje tan fascinante y seductor como la madrastra de Blancanieves. Verdú ha debido disfrutar de lo lindo transformándose en esa ninfa oscura, esa canalla egoísta que se vale de su belleza para conseguir poder, dinero y -gran incorporación dee sta versión- fama. Curiosamente, en un mismo año hemos visto a tres estrellas interpretar a este personaje (junto a ella, Julia Roberts y Charlize Theron), pero es la Madrastra de Maribel Verdú la que nos acomaña meses después de haber visto sus respectivas películas. No es un papel complicado pero lo amplifica mostrándose juguetona, sexy, terrible, inquietante, divertida, voraz y frágil. Y dada que la competencia aprieta pero no ahoga, es muy probable que el segudno Goya (de nueve nominaciones) sea suyo. |
Aida Folch por El artista y la modelo |
Roberto Bra Fernando Trueba y Aida Folch se reencuentran ocho años después de El embrujo de Shangai, película con la que el director hizo debutar a una jovencísima actriz de 14 años. Ha sido la película más personales dirigida por Fernando Trueba la que le ha otorgado a la joven actriz, ahora de 26 años, su primera nominación a los Premios Goya. Es precisamente en la película más personal del veterano director español donde la actriz realiza la mejor y más dura interpretación de su carrera. Una maravillosa interpretación en la que a la dificultad de rodar en francés hay que sumarle la de pasarse la mayor parte de la cinta desnuda y con grandes silencios, haciendo de ellos un arma y una poderosa aliada. Aida Folch consigue una interpretación que maravilla tanto en los silencios como en los diálogos y que ayuda al espectador a sumergirse en la poética atmósfera creada por Fernando Trueba. |
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Naomi Watts por Lo imposible |
Pablo López Naomi Watts se estrena en los Goya con una de las interpretaciones, según sus propias palabras, más emotivas de su carrera: la historia de la familia española que sobrevivió a la catástrofe del tsunami en Indonesia en 2004 que retrata J. A. Bayona en Lo imposible tiene una de sus bazas más fuertes en el personaje de la actriz australiana, que encarna a María Belón (nominada en esta edición por su aportación al guión de la película), la madre coraje que, destruida moral y físicamente por la catástrofe, consigue sacar fuerzas para guiar espiritualmente a su hijo entre los escombros de la tragedia para sobrevivir y encontrar a su padre y hermanos. Una interpretación bien medida dentro del tempo de la película, tremendamente desgarradora, emotiva y descarnada que se agarra directamente al corazón y agita al espectador in crescendo durante el metraje. Aunque poco premiado, el trabajo de Watts ha sido reconocido con numerosas nominaciones, entre ellas al Oscar de la Academia de Hollywood, lo que la coloca en una posición preferente por prestigio, aunque su condición de extranjera, y su anunciada ausencia en la gala (todo hay que decirlo,), jueguen en su contra. |
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Penélope Cruz por Volver a nacer |
Rubén Miguélez Resulta curioso, a la par que delicadamente complicado, reseñar el trabajo de Penélope Cruz en la película de Sergio Castellitto: con una puesta en escena física y argumentalmente barroca que deja pequeña la calificación de melodrama o culebrón, no está de más reconocer -como han hecho los Goya- a una Penélope Cruz que aporta el único atisbo de verosimilitud a Volver a nacer, la historia de una madre que regresa a los escombros de la guerra de los Balcanes con su hijo adolescente para que conozca sus orígenes. Un trabajo muy en la línea de la carrera de la actriz, que no hace nada más, y nada menos, que integrarse lo mejor posible al universo de la película y formar parte de un amasijo de sentimientos artificiosamente expuestos en pantalla. Siendo la única nominación de la película en toda esta edición, y compitiendo contra otras actrices en posición más favorable para el premio, parece harto complicado que Penélope Cruz pueda ganar su cuarto Goya, pero nunca podemos dar nada por asumido. |
Debería ganar: Naomi Watts por Lo imposible