El apartado de mejor dirección novel este año viene marcado por una polémica, digamos, heredada. ¿Cómo ha recibido la industria española la distribución iconoclasta de Carmina o revienta? Porque de la respuesta a esta pregunta casi depende el resultado. Si finalmente el Goya no fuera a manos de Paco Léon, Enrique Gato, Oriol Paulo e Isabel de Ocampo serán sus beneficiarios.
Paco León por Carmina o revienta
Pablo López Nadie puede poner en duda que Paco León ha sido un revulsivo para el cine español este año. Su cruzada con Carmina o revienta ha hecho correr ríos de tinta en materia industrial, pero también a nivel cinematográfico, donde ha roto los mismos o más esquemas del stablishment patrio. La ópera prima de Paco León es una suerte de insólito falso documental que no termina de revelar cuánto hay de falso y cuánto de documental, pero que esconde en su interior un profundo (y verídico) drama social de la realidad andaluza abordado con un optimismo, coraje y sentido del humor digno del mismísimo neorrealismo italiano. La fábula ibérica de la madre de familia que estafa al seguro para que su familia sobreviva es, a la vez, una crítica a la crisis, un canto por la supervivencia y un retrato descarnado del día a día de una heroína de barrio que lucha por sacar a su familia adelante contra vientos y mareas corporativas desde una absoluta libertad desprejuiciada, y sin abandonar en ningún momento el buen humor. Ganadora, o no, solo los académicos lo saben, pero desde luego, por razones más que evidentes, y dada la escueta presencia de la película en esta edición, parece de ley que Paco León sea el segundo (¿o tercer?) miembro de su familia en colocar un cabezón en casa.
Oriol Paulo por El cuerpo
Roberto Bra El cuerpo ha sido el debut en la dirección de Oriol Paulo, co-guionista de Los ojos de Julia. Paulo dirige un trepidante thriller que consigue mantener un ritmo equilibrado durante todo el metraje, además de eso Paulo consigue, a través de imaginativos golpes de efecto, mantener un gran nivel tanto de emoción como de dirección. Aunque El cuerpo tiene una gran factura técnica, en términos generales, es en el desarrollo de la historia donde la película de Oriol Paulo más flaquea, sin embargo consigue subir el nivel gracias a un trepidante y arriesgado final. En una categoría como esta es difícil predecir quién conseguirá alzarse con el Goya pero el nombre de Oriol Paulo es, sin duda, uno importante a tener en cuenta.
Isabel de Ocampo por Evelyn
Fernando de Luis-Orueta El debut de Isabel de Ocampo en el largometraje está directamente vinculado a su muy exitoso cortometraje Miente, en el que ya abordaba el escabroso tema de la trata de blancas en nuestro revuelto siglo XXI. Su mirada en Evelyn es cercana y personal, pero al mismo tiempo quirúrgica y descriptiva. Es curiosa la capacidad de De Ocampo para filmar esta historia de horror al mismo tiempo de forma íntima y distante. La labor de investigación de la realizadora sobre el mundo que retrata impregna cada secuencia, convirtiendo ese bar de carretera en un microcosmos opresivo y angustioso del que no sólo la protagonista, sino el espectador quiere escapar. Quizá sea ahí donde De Ocampo cometa su principal error: no dejar un resquicio a la esperanza ni al respiro. En cualquier caso, se trata de un trabajo más que correcto. No tendrá premio, pero deseamos ver pronto su segunda película.
Enrique Gato por Las aventuras de Tadeo Jones
Rubén Miguélez Enrique Gato busca redondear con este premio la perfecta sintonía entre los Premios Goya y la franquicia Tadeo Jones, puesto que ya tiene en su haber un total de dos cabezones a mejor cortometraje de animación por Tadeo Jones en 2006 y Tadeo Jones y el sótano maldito en 2008. Cuatro años más tarde Enrique Gato ha sabido firmar con Las aventuras de Tadeo Jones una divertida aventura para todos los públicos (aunque dirigida con especial cariño hacia aquellos que crecieron con Indiana Jones) que se ha convertido, por méritos propios, en la película de animación española más taquillera de la historia. La película no destaca tanto por su argumento, que en varias ocasiones se apoya sobre numerosos tópicos del cine de animación familiar, como por la ambición y el buen hacer del equipo dirigido por Enrique Gato, lo que podría hacer que este se convirtiera en el primer director en ganar este Goya por una película de animación.