A priori, que un director tan ‘clásico’ como Stephen Frears se atreva a trasladar a cine algo tan ‘moderno’ como una novela gráfica cuya primera publicación fue en 2005 puede sonar algo sorprendente cuando no marciano, pero no hay por qué asustarse: si uno lee la sinopsis de la obra, nadie más que el inglés puede venir a la mente como director de orquesta de esta tremenda sinfonía de cotillas de pueblo que es Tamara Drewe.
Tamara Drewe es una joven que, tras muchos años viviendo en la gran ciudad, regresa a su pueblo natal causando una tremenda conmoción en un pueblo en el que de una visita así, se crea una improvisada celebración. Tamara era una adolescente poco agraciada cuando se fue, pero ahora ha regresado convertida en una bellísima y despampanante muchacha que desata envidias, tormentos, deseo y cotilleo allá por donde pasa.
Partiendo de una jugosa base, Frears construye un mosaico de personalidades y personajes que poco a poco, y como de un puzzle se tratara, van encajando en una típica historia de pueblo digna de cualquier folletín clásico. La premisa del ‘pez fuera del agua’, o el personaje situado en un entorno que le es hostil, es tan viejo como las historias, pero siempre ha funcionado y ésta no es una excepción.
Todos los actores están más que correctos en su papel, con la notable excepción de la potente (en todos los aspectos) Gemma Arterton y Roger Allam, al que hemos podido ver últimamente en The thick of it, la revelación cómica de la televisión inglesa más reciente. Ellos dos conforman unos personajes llenos de matices perfectamente representados en todos los gestos, miradas y acciones, una delicia para el espectador.
El único problema proviene precisamente de dos pequeños personajes que en un principio suponen un descargo cómico para la narración y finalmente terminan siendo la piedra angular para la resolución de la historia, lo cual supone quizá un arco de evolución de personaje demasiado brusco para unos personajes que son presentados como episódicos y su relación directa con la trama principal no se revela hasta pasada la mitad de la película.
En cualquier caso, un detalle como este no puede nublar una propuesta como ésta, que, aún sin pretender renovar ni innovar, supone una inteligente propuesta de ligera comedia con toques negros y algo de drama en un entorno deliciosamente inglés, ¿hay alguien que pueda resistirse a esto, si además lo dirige Stephen Frears?